top of page

"La cruz que Dios me ha enviado": la creencia que te ata al miedo

Actualizado: hace 8 horas

Por Aarón Pérez

Blog: Despertar Consciente


¿Qué pensarías si te dijeran que "La cruz que Dios me ha enviado" no es una carga, sino la creencia que te ata al miedo? Para muchos, es sinónimo de resignación, una excusa para aceptar el sufrimiento. Pero hace tiempo, un video (ver más abajo) me hizo reflexionar sobre esa idea y me llevó a una revelación mucho más profunda y liberadora. Mi reflexión me llevó a una perspectiva que ve los problemas no como un castigo, sino una invitación a reescribir tu propia historia. ¿Estás listo?



Para entender esta idea, dejé a un lado la interpretación dogmática y me concentré en el significado personal. Esta visión de la cruz como una carga impuesta por un poder externo, a menudo defendida con fervor, es lo que nos mantiene en la resignación. Y es precisamente ese pensamiento el que nos aleja de nuestro verdadero propósito: la paz.


Hombre pensativo con su mano en la barbilla mira una luz en forma de signo de interrogación sobre su cabeza. Fondo negro.

Problemas que se vuelven una cruz

La frase de la cruz se usa para simbolizar cualquier situación difícil: desde relaciones tóxicas y problemas laborales, hasta crisis económicas o de salud. Pero, ¿por qué la asociamos con una carga divina y la resignación?


Esta interpretación se arraiga en una visión particular del sufrimiento dentro de la tradición cristiana. Se enseña que Jesús sufrió y murió en la cruz por la redención de la humanidad. A través de su ejemplo, el sufrimiento humano adquiere un sentido trascendente: se convierte en un camino de purificación y acercamiento a Dios. Así, la carga se percibe como una prueba de fe, una forma de asemejarse a Cristo. La resignación se presenta como una virtud, una aceptación humilde de la voluntad divina, creyendo que el dolor es un medio para un bien mayor.


Dos relojes blancos, billetes esparcidos y un corazón de vidrio sobre fondo negro. Texto: "EVERYDAY PROBLEMS". Ambiente tenso.
Problemas de la vida diaria

Esta visión, sin embargo, no es la única que promueve la resignación. Otras filosofías, con diferentes orígenes, terminan con el mismo mensaje de fondo:


  • Fatalismo del Karma: En su versión más popular y a menudo malinterpretada, el karma se entiende como un sistema de castigo y recompensa cósmica. La idea es que el sufrimiento actual es el resultado de malas acciones en vidas pasadas. Al igual que la interpretación de la cruz, esto puede generar resignación, haciendo creer que no se puede escapar del destino.

  • La Ley de Murphy: Aunque a menudo se usa con humor, la frase "si algo puede salir mal, saldrá mal" refleja una profunda mentalidad fatalista. Sugiere que existe una fuerza externa y caprichosa que conspira contra nosotros, confirmando nuestros peores miedos. Esta visión nos lleva a la resignación, a creer que, por más que intentemos, el fracaso es inevitable.

  • Positivismo resignado: Frases como "Por algo pasan las cosas", "Dios sabrá por qué", "Algo quiere Dios que aprenda" o "Dios me da esto porque sabe que puedo con ello", aunque suenen más positivas, tienen la misma raíz. En el fondo, son un intento de racionalizar el sufrimiento sin realmente comprenderlo. Nos llevan a aceptar la situación sin cuestionar su origen, externalizando la responsabilidad de nuestra experiencia.


En esencia, todas estas expresiones esconden lo mismo: la sensación de no comprender el propósito de lo que nos sucede y la creencia de que el origen está fuera de nosotros. Mi intención no es debilitar tu fe, sino ofrecerte una perspectiva distinta, una que te guíe hacia un entendimiento más profundo y que, al final, la fortalezca.


Persona en camino de piedra al amanecer, rodeado de hierba. El sol brilla intensamente, creando una atmósfera serena y contemplativa.
Caminando hacia la luz, dejando atrás la sombra de decisiones.

¿Y si la cruz no fuera un castigo?

La visión de la cruz como castigo o carga divina nos encierra en el miedo. Pero hay una puerta de salida. La verdadera liberación no está en aceptar el sufrimiento, sino en entender su origen. Por eso, te invito a adentrarte en esta nueva sección, donde exploraremos la posibilidad de que la cruz no sea un castigo, sino una señal que nos guía hacia la sanación. Asumiendo que la cruz nos ha sido enviada por una fuerza superior, la pregunta crucial es: ¿con qué propósito?


1. Un regalo para el despertar

Si Dios es amor, ¿por qué impondría una carga? La respuesta no está en la imposición, sino en nuestra actitud. Si la ves con gratitud, la transformas en una oportunidad para despertar. La felicidad no nace de la ausencia de problemas, sino del propósito que encuentras en ellos. Si la aceptas como un regalo, ¿cuál es su propósito real?


2. La felicidad como propósito

La esencia del Creador es el amor, la vida y la felicidad. Por lo tanto, si Él te da algo, su propósito debe ser que te acerques a la felicidad. Ver la cruz como algo que no te hace feliz es, en esencia, verla desde una perspectiva que no honra a la divinidad, sino que refleja un juicio.


3. La elección del ego

La Biblia dice: "Pedid, y se os dará". Si la cruz vino de Dios, entonces debiste haberla pedido. Y aquí la lección de una profunda enseñanza espiritual es clave: no es tu verdadero yo quien la pide, sino tu ego, la parte de ti que cree en la separación. El ego la usa para mantenerte en el miedo, y tú, al identificarte con él, la aceptas. Por eso, en lugar de pedir que te la quiten, pides ayuda para cargarla.


4. El velo del ego

La idea de que una entidad opuesta a Dios te impone la cruz es una distracción del ego. Te hace sentir indefenso ante una fuerza externa, en lugar de reconocer tu propio poder creador. Si la cruz no te la impuso un poder superior, ¿por qué la cargas?


Manos abiertas emiten humo oscuro y luz brillante en fondo oscuro. Atmosfera mística y etérea sin texto visible.
Las manos abiertas reciben luz que disipa el humo del ego, simbolizando la transformación interna al cambiar de percepción.

5. El poder del perdón

Pedirle a Dios que te libre de la cruz no funciona, porque tú, a través del ego, eres quien la sostiene. La solución es un cambio de percepción, el verdadero perdón. No se trata de excusar una ofensa, sino de reconocer que la situación, la "cruz", es una ilusión creada por tu mente.


6. El origen de la ilusión

Si la cruz no la creó una entidad externa ni un ser igual a Dios, entonces solo queda una opción: la has creado tú. El ego, al creerse separado, fabrica la ilusión de la cruz para validar esa separación. Tu poder de creación es real, pero has estado usándolo para manifestar el miedo en lugar de la paz.


La cruz que tú has creado

7. Tú eres el creador

Si fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, tenemos el poder de crear. La cruz no es un castigo, sino la manifestación de una decisión inconsciente. La divinidad respeta tu libertad de creación, incluso si es una creación de miedo. El ego te dice que la cruz es real para mantenerte en el miedo, pero la verdad es que es tu creación.


8. El propósito de tu ilusión

La cruz, como ilusión, tiene el propósito que tú le des. Pregúntate: ¿Cuál fue el propósito del ego al crear esta situación? Al comprender que fue fabricada por el miedo, puedes elegir un nuevo propósito, uno alineado con la paz.


Hombre joven sonríe, lleva una tabla de madera en el hombro. Fondo con ventanas arqueadas y luz cálida. Viste camiseta blanca y chaqueta.
Liberación y paz: adoptar una nueva perspectiva para transformar cargas.

9. La elección entre miedo y amor

Aquí está el gran dilema: tienes dos voces en tu mente. La voz del ego (el miedo) y la voz del Espíritu Santo (el amor, la conciencia). El miedo te mantiene en la dualidad y el sufrimiento. El amor te une a la fuente divina, haciendo que su poder se manifieste a través de ti. La decisión de a qué voz escuchar es tuya.


10. Toma tu cruz y cambia tu percepción

Jesús nunca dijo que la cruz fuera un regalo divino, sino que era “tu” cruz. Al invitarnos a "tomarla", nos pide que asumamos la responsabilidad de nuestra creación. Y al seguirlo, nos invita a cambiar nuestra percepción. No se trata de cargarla, sino de verla de forma diferente.


“Si crees que llevas una cruz, tienes razón. Si crees que no, también”, parafraseando a Henry Ford. La cruz es tan real como crees que es. El primer paso para soltarla es reconocer que la has creado.


Un ejercicio para tu despertar:

Sustituye la palabra "cruz" por lo que te aflige (un problema, una relación, una enfermedad) y pregúntate:


  • ¿Qué creencia del ego me llevó a crear esta situación?

  • ¿Qué me está enseñando esta situación para mi despertar?


Perfil de persona iluminado por luz cálida con orbes flotantes conectados a su alrededor. Fondo oscuro, ambiente futurista y reflexivo.
La introspección convierte pensamientos oscuros en luz.

Al explorar estas preguntas, identificarás el pensamiento que originó tu realidad. La coherencia emocional es alinear tu acción con el amor, no con el miedo. Si vives con miedo, el único propósito de tu "cruz" es que despiertes y tomes conciencia para que finalmente puedas soltarla.


Ahora es tu turno: ¿Qué sentido le das a esta frase? Comparte tu reflexión en los comentarios.


Gracias por leerme, si te ha gustado, compártelo.


Videos relacionados:


"Encontrarte a ti mismo, por ti mismo"

Redes sociales:

Facebook:

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
bottom of page