Declara tu independencia

Aarón Pérez
22 ene 2021
9 Min. de lectura

En cualquier relación humana en la cual dos personas se conviertan en una, el resultado siempre será dos medias personas. Ser psicológicamente independiente significa ser totalmente libre de relaciones regidas por la obligación e implica también que nuestro comportamiento no esté dirigido por las demás personas. Somos libres de la obligación de hacer algo que realmente no queremos hacer, solo por mantener una relación. Eso culturalmente puede ser muy complicado porque en la sociedad se nos enseña que debemos cumplir con lo que se espera de nosotros en ciertas relaciones, nuestros padres, hijos, figuras de autoridad y seres queridos. Abandonar el nido es muy complicado. El abandono del nido significa convertirte en ti mismo, en tu propia persona, en lo que en realidad eres, eligiendo los comportamientos que deseas. No significa una ruptura en ningún sentido. Si la forma en que interactúas con las personas te gusta y no interfiere con tu desarrollo personal, vale la pena aferrarse a esas relaciones. Depender psicológicamente de alguien quiere decir establecer relaciones en las cuales no tienes elección, más bien te sientes obligado a ser o hacer algo que realmente no quieres, y que te incomoda sentirte forzado a comportarte de esa manera. Este comportamiento está fuertemente relacionado con la búsqueda de aprobación, del cual te hablé en un post anterior (No necesitas la aprobación de los demas)

Cabe mencionar que si realmente deseas ese tipo de relación, está bien, una relación de dependencia no es mala en sí misma, mientras no afecte el desarrollo personal de ambas personas. Pero si mantienes relaciones de dependencia por necesidad o por sentirte obligado, es muy probable que constantemente te encuentres frustrado. La relación en sí no es el problema, si no que el vínculo se establece con base en la obligación. Por lo general la obligación suele producir culpa y dependencia, mientras que el ser libre de elegir inspira amor e independencia. Este tipo de relaciones por lo general termina por producir indignación y rencores. Ser independiente psicológicamente implica que no tienes necesidad de los demás. Quisiera ser muy claro en este punto, no estoy diciendo que ser independiente es no desear relacionarse con los demás, de lo que hablo es de que no tienes la necesidad, te relacionas por un deseo auténtico. Al sentir necesidad te sientes vulnerable, eres esclavo. Si la persona que necesitas decide ya no relacionarte contigo, cambiar de parecer o incluso fallece, eso te inmovilizara, puedes llegar a desmoronarse y en casos extremos puede llevarte a la muerte. Si sientes que tienes que hacer lo que se espera de ti en tus relaciones ,y hacerlo te provoca resentimientos contra esas personas, y el no hacer te llena de culpa, puedes plantearte reflexionar este tipo de comportamiento. Para comenzar hay que revisar la forma en que tus padres te trataron en tu infancia, y la forma en que tratas a tus hijos si los tienes. ¿Cuántas ideas o creencias de dependencia aprendiste? ¿Cuántas impones a tus hijos?

¿Qué pretendes de tus hijos?

¿Te gustaría que tus hijos tengan una buena opinión de sí mismos, autoestima, confianza en sí mismos, que sean neuróticos, que se realicen y sean felices? La gran mayoría es probable que responda que sí. Lo que tal vez muchos se preguntan, es qué puedo hacer para que sea así. Sólo siendo tú mismo puedes lograrlo. Los niños aprenden a comportarse de acuerdo a los modelos que tienen ante sí. Si eres una persona llena de culpa, que no se siente realizado, y les pides que sean lo contrario, tendrán un modelo de incongruencia, aprender a decir y hacer cosas opuestas. Si eres para ellos un modelo de baja autoestima, les estás enseñando a tus hijos a que adopten la misma actitud. Y si además haces que ellos sean más importantes que tú mismo, no les estás ayudando, solo les estás enseñando a poner a los demás delante de ellos mismos y quedarse en el asiento de atrás insatisfechos y sin lograr realizarse. No puedes darles confianza en sí mismos, la adquieren al observar que vives de esa manera. Al sacrificarte por tus hijos, les enseñarás a poner a los demás por delante de sí mismos, no quererse a sí mismos o no gustarse, buscando aprobación continuamente. Por supuesto que hacer cosas los demás es admirable, pero si se hace a expensas de uno mismo, lo que realmente se enseña a los demás es a comportarse de tal forma que sólo puede generarse resentimientos. Los niños quieren hacer cosas por sí solos. "¡mamá, yo puedo hacerlo solo!" "Mírame, no necesito ayuda'', "Yo como solo." Aunque hay mucha dependencia en los primeros años, también existe un fuerte impulso por la autonomía.

Es natural que todos tengamos un deseo muy grande por abandonar el nido, pero si la dinámica familiar ha girado en torno a la posesión y el sacrificio, el acto natural de independizarse se convierte en una crisis. Abandonar el nido cuando la atmósfera familiar ha sido psicológicamente, independizarse no implica entrar en crisis, disturbios o problemas: es la consecuencia natural de una vida eficiente y positiva. Cuando la culpa y el miedo a desilusionar a los padres marcan el hecho de abandonar el nido, estos sentimientos siguen influyendo en la gente durante toda la vida, hasta tal punto que a veces la relación matrimonial se convierte en una relación filial, más que en una relación en la que dos individuos comparten una vida en condiciones iguales. Es innegable que la familia es importante en el proceso del desarrollo, pero no quiere decir que tenga que ser una unidad permanente. No debe ser un vehículo para la culpabilidad o neurosis cuando uno de sus miembros decide ser independiente emocionalmente. Hay padres que incluso han llegado a decir cosas como: "Tengo derecho de hacer que mi hijo sea lo que yo escoja para él" ¿cuál es la retribución que ofrece una actitud tan dominante? Odio, resentimiento, furia y culpa frustrante. Las relaciones eficientes y positivas entre padres e hijos no están ligadas por requerimientos y obligaciones. Cuando un hijo derrama algo sobre el mantel, no les dicen algo como "¿Por qué no te fijas en lo que haces? Eres tan torpe". En su lugar le preguntan "¿Puedo ayudarte?" Nada de ofenderlo porque te pertenece, más bien respetarlo por su propia dignidad de niño. Los padres eficientes estimulan más los instintos de independencia que de dependencia y no hacen escenas por la expresión de deseos tan normales como los de ser autónomos.

Familias dirigidas a la independencia

"La madre no es una persona que sirve de apoyo, sino una persona que hace innecesario el apoyo. Que así sea. De ti depende el hacer que el abandono del nido sea un hecho natural y normal, o un suceso cargado de traumas que marcarán al hijo y a la relación con él para siempre. Pero tú también fuiste niño un día, y si entonces aprendiste bien la rutina de la dependencia, quizás al casarte fuiste de los que sustituyeron una relación dependiente por otra" - La esposa de su hijo (Her Son's TJife), Dorothy Canfield Fisher

En las familias dirigidas a la independencia, los impulsos hacia la autonomía y el ser uno mismo son normales y no un desafío a la autoridad de uno de sus miembros. No se hace hincapié en la necesidad de los demás ni en el aferrarse a ellos. Tampoco se exige la eterna lealtad a la familia simplemente por pertenecer a ella. De esta manera surgen las familias que se reúnen por gusto y no por obligación, en la que existe un profundo respeto por la intimidad, por encima de una exigencia de compartirlo todo. En familias así, la esposa tiene una vida propia más allá del rol de esposa y madre. Es un modelo positivo para sus hijos en lugar de vivir para ellos y a través de ellos. Los padres sienten que su propia vida es importante porque sin ella no puede haber armonía familiar. Así que son libres de ausentarse ocasionalmente sin sentirse obligados a estar siempre para sus hijos. La madre no siente que tiene que estar allí todo el tiempo para atender a todas las necesidades de sus hijos. Aprecias a sus hijos y viceversa, tanto o más cuando ella se siente realizada contribuyendo a la vida familiar, de su comunidad y de su cultura en un pie de igualdad con el hombre en este mundo. En estas familias no existen manipulaciones por medio de la culpa o amenazas para mantener a los hijos dependientes y bajo la responsabilidad de los padres. Cuando los hijos crecen, no se les exige que visiten a los padres por obligación. Los padres están ocupados en sus propias cosas como para pasar la vida esperando que sus hijos o nietos aparezcan para darles una razón para vivir. Tampoco son padres que intentan ahorrarle a sus hijos problemas y dificultades, porque saben que el hecho de sobreponerse a las dificultades fue lo que les dio confianza en sí mismos. por lo tanto no no desean privar a sus hijos de experiencias tan importantes. Se dan cuenta de que el deseo de sus hijos de luchar por sí mismos con la ayuda y no bajo su dominio, es algo sano que no se les debe negar.

"Tarde o temprano todos, cada uno de nosotros, tiene que dar el paso que lo separará de su padre, de sus mentores: tenemos que pasar todos por experiencias crueles, solitarias... Yo no había abandonado a mis padres y a su mundo, el mundo "luminoso" con una lucha violenta, sino que gradualmente, casi imperceptiblemente, me había alejado de ellos. Me apenaba que tuviera que ser así, y por eso muchas de las horas pasadas en casa de mis padres cuando iba a visitarlos fueron desagradables. Tú puedes hacer que todas tus visitas a la casa de tus padres sean experiencias afectivas si te aferras con fuerza a tu propia lucha por independizarse de ellos. Y si tú presentas ante tus hijos un modelo de auto orgullo y de autovaloración positiva, ellos a su vez abandonan el nido sin causar tensiones ni problemas a nadie" - Demian (Novela de Hesse)

La dependencia en el matrimonio

"El matrimonio es aquella relación entre un hombre y una mujer en la que la independencia es equivalente, la dependencia mutua y la obligación es recíproca. Ahí están las dos palabras feas, dependencia y obligación, que son las responsables del estado actual del matrimonio y de la tasa de divorcios en nuestro país. El hecho muy simple es que a la mayor parte de la gente no le gusta el matrimonio, y a pesar de que lo aguantan, sus víctimas psicológicas siguen proliferando" - Louis Anspacher sobre el matrimonio en América

En muchas ocasiones se abandona la relación de dependencia con los padres para entrar en otra cuando al casarse. Una relación basada en el amor es una relación en la que ambos se permite ser lo que quieren ser, sin expectativas y exigencias. Es una sociedad entre dos personas que se quieren tanto que ninguno quiere que el otro sea algo que no ha decidido por sí mismo. Se basa en la independencia, más que en la dependencia. En nuestra cultura suele ser tan rara que es casi mitológica. ¿Puedes imaginar una relación con la persona que amas en la que cada uno puede ser lo que quiera?. Observa como han sido tus relaciones y si en ellas ha existido esa dependencia que terminar por fastidiarlo todo

10 Estrategias para mantener la dependencia en el matrimonio

Ser una persona no es algo que sucede por el simple hecho de entrar en contacto con gente dominante. Como todos los comportamientos es una decisión. Le permitimos a las personas dominarnos y/o tratarnos de la forma en siempre nos han tratado. Existen muchas formas de mantener esta dinámica y se repiten siempre que si nos mantenemos en la misma línea. A continuación te comparto algunas estrategias comunes que sirven para conservar los hilos del control y de la dominación dentro de la vida conyugal.

Llorar, gritar o levantar la voz en cualquier sentido. Esto te mantendrá en tu lugar si eres una persona suave y quieres que las cosas sean blandas y fáciles.
Comportamientos amenazantes como: "Me iré, pediré el divorcio".
Provocar sentimientos de culpa. "No tienes derecho a..." "No comprendo cómo puedes haber hecho algo así." Si eres proclive a la culpa, con este tipo de frases será fácil mantenerte sometido.
Hacer uso de la ira y de comportamientos explosivos como arrojar objetos, usar palabras fuertes, golpear cosas.
El truco de la enfermedad física. Dolores de cabeza, un ataque al corazón, dolor de espalda o lo que sea, cada vez que uno de los cónyuges no actúa de la manera que quiere el otro. Será fácil manipularte si le has enseñado a tu pareja que te portaras bien cuando se enferma.
El tratamiento silencioso. El no hablar y encerrarse deliberadamente son dos de las estrategias más eficientes que se pueden usar para manipular la conducta del otro.
La rutina de las lágrimas. Lloras para conseguir que la otra persona se sienta culpable.
La escena del abandono. El levantarse y partir es una buena manera de manipular al compañero para que asuma o abandone cierto tipo de comportamiento.
El recurso de "Tú no me quieres, o "Tú no me comprendes" para conseguir que se haga tu voluntad y mantener la dependencia dentro de la relación.
La treta del suicidio. "Si tú no haces lo que yo quiero, me mato," o "Si me dejas, yo terminaré con todo".

Las estrategias mencionadas más arriba son métodos que sirven para mantener a la otra persona dentro del rol deseado en el matrimonio. Si uno de los dos rehúsa dejarse manipular, el otro dejará de usarlas. Sólo cuando uno reacciona de acuerdo a este tipo de tretas el otro se acostumbra a usarlas. Si respondes con las actitudes sumisas esperadas, le enseñas al otro lo que toleraras. Si te maltratan es porque has estado emitiendo señales de: por favor maltrátame. Puedes aprender a enseñarle a los otros a tratarte de la manera que te gusta que te traten, como hubieras querido que te hubieran tratado hasta ahora. Pero puedes lograr el cambio ya sea en el trabajo, en la familia, en un restaurante, en el autobús, en cualquier lugar en que te traten con desconsideración. En lugar de decir: "¿Por qué no me tratas mejor?", empieza a decir: "¿Qué es lo que estoy haciendo para que los demás me traten de esta manera?". Enfócate en ti mismo y empieza a cambiar esas reacciones.