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Tus relaciones son un espejo

Actualizado: 7 ago

"Aunque no siempre te guste lo que ves"

¿Alguna vez has sentido que tus relaciones te sacan lo peor? Como cuando tu pareja te dice “¿otra vez olvidaste sacar la basura?” y tú reaccionas como si te hubieran cuestionado tu existencia entera. Tranquilo, no estás solo(a). Pero aquí viene el giro: lo que ves en los demás suele ser un reflejo de lo que llevas dentro. Como decía Carl Jung, “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.” Tus vínculos no son solo conexiones externas, son proyecciones internas. Y si eso te incomoda… ¡bienvenido al club del autoconocimiento! Aquí no hay membresía, pero sí, muchas revelaciones.


🧠 El “yo” que habla y el “mí mismo” que escucha

Cuando dices “yo me he dicho a mí mismo que soy un desastre”, estás protagonizando una escena digna de Shakespeare: tú eres el actor, el director y el crítico. Ken Wilber lo explicaría como una danza entre el yo físico (el holón individual) y el yo mental (el holón superior). Ambos están en constante diálogo, y si ese diálogo es tóxico, tus relaciones lo serán también.


🧩 Ejemplos:

En pareja: Si tu diálogo interno dice “no soy suficiente”, cada gesto de tu pareja puede interpretarse como crítica, aunque solo te haya preguntado si quieres café. En el trabajo: Si te repites “soy lento”, cada corrección de tu jefe se siente como una humillación pública. Con amigos: Si piensas “no soy interesante”, evitarás hablar de ti… y luego te sentirás excluido. ¿La solución? No silenciar al crítico, sino invitarlo a terapia interna con compasión y humor. Y sí, es posible cambiar ese diálogo. ¿Te gustaría que profundicemos en cómo hacerlo en otro post?


🧘‍♂️ La magia empieza cuando dejas de pelear contigo mismo

Verte como un ser espiritual con experiencia humana —como propone Pierre Teilhard de Chardin— no es una frase bonita para Instagram, es una práctica diaria. Cuando dejas de dividirte entre el “yo pensante” y el “mí actuante”, y empiezas a integrarte, algo cambia. Ya no reaccionas desde la herida, sino desde la conciencia. Y sí, eso incluye aceptar que a veces eres un desastre… pero un desastre divino. Como diría Alan Watts: “No eres una víctima del universo, eres el universo haciéndose consciente de sí mismo.”


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🍊 La naranja no da jugo de limón (ni tú puedes dar lo que no tienes)

Esta metáfora es simple pero poderosa: si dentro de ti hay amor, eso es lo que darás, incluso cuando la vida te exprima. Si hay juicio, eso es lo que saldrá. No importa quién te apriete: lo que sale es lo que hay. La psicología cognitiva lo confirma: nuestros pensamientos moldean nuestras emociones, y nuestras emociones moldean nuestras acciones. Así que, si quieres relaciones más sanas, empieza por revisar tu “contenido interno”.


🧃 Ejemplo cotidiano:
  • Si alguien te grita en el tráfico y tú respondes con una sonrisa… no es porque seas santo, es porque dentro de ti hay paz.

  • Si tu hijo rompe algo y tú reaccionas con ternura en vez de enojo… es porque has cultivado paciencia.

  • Si tu pareja está distante y tú no te derrumbas… es porque has aprendido a estar contigo sin depender del otro.


🎯 El propósito no es recibir, es dar (aunque el ego grite lo contrario)

Viktor Frankl decía que el sentido de la vida se encuentra en el servicio. Y en las relaciones, eso se traduce en dar sin esperar, en amar sin condiciones, en aceptar sin exigir. ¿Suena difícil? Lo es. Pero también es liberador. Porque cuando dejas de buscar que los demás llenen tus vacíos, descubres que tú ya tienes lo que necesitas. Y como diría Ram Dass: “Estamos todos caminando de regreso a casa, ayudándonos unos a otros a recordar quiénes somos.”


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🧓 La sabiduría de Carver y el arte de tratar a los demás como te gustaría ser tratado
“El ir lejos en la vida depende de que se sea tierno con los jóvenes, compasivo con los ancianos, solidario con los luchadores y tolerante con los débiles y los fuertes. Porque en algún momento de tu vida habrás sido todo eso.” — George Washington Carver

Esta frase lo resume todo: el propósito en las relaciones es reconocer que todos estamos en proceso.

Hoy tú puedes estar fuerte, pero mañana podrías necesitar compasión. Hoy tú puedes estar guiando, pero ayer estabas perdido. El propósito es reconocer eso en los demás y actuar desde la empatía, no desde el juicio.


🔄 La paradoja final: cuanto más das, más recibes (pero no lo hagas por eso)

Cuando das desde el corazón, sin agenda oculta, la vida te sorprende. Las personas se acercan, las relaciones se suavizan, y tú te sientes más tú. Es como si el universo dijera: “Ah, ya entendiste. Ahora sí, toma tu recompensa.” Y si no llega nada… igual estás bien. Porque ya no das para llenar un vacío, sino para compartir tu plenitud.


💬 Ahora te toca a ti
  • ¿Tus relaciones reflejan lo que llevas dentro?

  • ¿Das para obtener, o das porque eso es lo que eres?


¿Te gustaría que profundice en cómo cambiar ese diálogo interno que tanto influye en tus vínculos Cuéntamelo en los comentarios. Me encantará leerte. Gracias por estar aquí. Si este texto resonó contigo, compártelo. Tal vez alguien más lo necesita.


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