Como nos relacionamos con la muerte
- Aarón Pérez
- 29 mar 2022
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 23 jun 2024

Una idea que llevamos con nosotros durante toda la vida y desde nuestros primeros años es la conciencia de nuestra propia muerte. Una pregunta que parece despertar mucha curiosidad en relación a la muerte es: “¿A dónde iré cuando muera?”. Muchos de nosotros tenemos una relación no resuelta con la muerte. Conocemos a personas que han muerto, hemos visto a otros coquetear con ella, sabemos que vamos a morir algún día, pero no por ello deja de ser la muerte un eterno misterio. El miedo a la muerte puede impedirte vivir con plenitud y hacer que el tiempo que pases en esta forma humana sea de ansiedad y enfermizo. Para salir de este dilema hay que hacer frente al miedo de manera directa, lo que significa mirarlo desde dentro.
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Tu miedo es un pensamiento. es invisible. Si vives abrigando ansiedad por tu muerte, procesarás todo cuanto has visto y oído acerca de la muerte de esta manera: convirtiéndola en algo permanente. Procesamos la muerte en nuestro sistema de pensamiento como el final. Como si no existiera nada antes de la vida y nada después. De hecho, esta idea sí que da miedo. Pero algo en nuestro interior nos dice que no puede ser así. Sabemos que una parte de nosotros es inmune a la muerte. Nuestra alma que es invisible y sin dimensiones, no está sujeta a delineaciones como puedan ser principios y finales. Nuestra vida en sí es invisible, pero ubicada en un cuerpo físico. Es con esta conciencia que debemos familiarizarnos con el fin de trascender nuestro miedo a la muerte. Para comprender esto debemos comenzar por refutar nuestra total identificación con el cuerpo. Todos los maestros espirituales santos (y algunos no tan santos) nos han dejado este mensaje. El Bhagavad Gita habla de esta vida con estas palabras:
“Así como un hombre abandona las ropas gastadas y adquiere otras nuevas, cuando el cuerpo está gastado el Yo que vive en su interior adquiere otro nuevo”.
El traductor Eknath Easwaran, que ha dedicado gran parte de su vida al estudio del Bhagavad Gita, dice a propósito de estas palabras: Para un ser iluminado, la muerte no es más traumática que el hecho de desprenderse de una vieja prenda. El hombre o la mujer que se da cuenta de que en Dios lo tiene todo y no carece de nada: teniendo esto, no se desea más; ningún pesar, por grave que sea, puede sacudirlo. La vida no puede amenazar a una persona así y no lleva en sí más que la oportunidad de amar, de servir y de dar. Piensa en lo que nos dice Easwaran y también en las palabras del Bhagavad Gita. Alcanzamos la meta suprema de la existencia humana cuando pasamos a estar en paz con nuestra propia inmortalidad y vemos la muerte no como un final o un castigo sino como un despertar, una recompensa, un regreso al infinito que rodea este paréntesis en la eternidad.
En la tradición cristiana, Jesucristo nos habla de la inmortalidad: “y ésta es la vida eterna en la que tú conocerás en ti al único y verdadero Dios”. Todas las tradiciones religiosas hablan de llegar a conocer la propia inmortalidad alcanzando una espiritualidad y un sentido del propósito. En todas las épocas del hombre, desde los comienzos de la historia escrita de todas las tradiciones religiosas humanas, ha habido creencias similares en torno a la inmortalidad. Todas hablaban de la existencia de un mundo invisible que forma parte de la personalidad de cada ser humano y de que el propósito de la vida en el propio cuerpo físico es descubrir a Dios, u otro nombre que queramos darle y que represente la inteligencia invisible que impregna toda la vida. Pero el que los maestros espirituales te lo transmitan a través de sus diversas tradiciones religiosas no es lo que hará desaparecer tu ansiedad. Debes tener la certeza en tu interior, y eso es algo que solo puedes conseguirlo por ti mismo.
Aunque no podría citar por cuestiones de espacio, todas tradiciones espirituales, quizá te interesen también las palabras de alguien que no poseía ninguna instrucción religiosa y que de hecho, pasó toda su vida en pos de cosas nada espirituales. Fue jugador de rugby, un chico duro de la calle, adicto a la cocaína durante años según él mismo confeso, y en general, alguien a quien le interesaban muy poco las cuestiones espirituales. Gary Busey fue un actor norteamericano mejor conocido por su caracterización de Buddy Holly en la película biográfica del cantante de rock and roll muerto a la edad de veintidós años. En 1988, Busey casi muere en un grave accidente cuando iba en su motocicleta, al causarse heridas en la cabeza que lo llevaron al borde de la muerte. Éstas son las palabras de Busey de acuerdo al artículo de Luane Lee (Long Beach Press) publicadas el 28 de febrero de 1991:
“La gran tragedia no es la muerte, sino lo que muere en tu interior cuando estás vivo. La segunda parte de mi vida empezó el 4 de diciembre de 1988. Pasé al otro lado. Fui a parar a una estancia llena de luces. Yo no era más que el cordón que vive en mi columna vertebral y que alberga el alma. Tres platos de luz vinieron hasta mi rostro para decirme que me hallaba en un hermoso lugar de amor. Y yo era amor. Podía marcharme con aquella energía y abandonar este cuerpo. O bien podía volver a este cuerpo y reanudar mi destino. A mí me tocaba elegir”
Éstas no son las palabras de un gurú de la “nueva era”, sino de un hombre que vivió al borde toda su vida hasta su encuentro con el otro lado. Según se le describe en el artículo, Busey es actualmente un hombre tranquilo y reflexivo que no intenta impresionar ni convencer a sus detractores, a quienes su transformación les parece increíble, a quienes les responde:
“No se trata de creer o no creer. La verdad está más allá de las creencias. Ocurrió. Es todo cuanto puedo decir. Yo estuve allí. Que eso lo crean o no, no importa, porque es la verdad”
Y concluye su entrevista con estas palabras:
La palabra más importante que se ha inventado jamás es la palabra "amor".
Existen documentadas miles de historias similares a las de Gary Busey. Personas que después de vivir una experiencia cercana a la muerte han dejado de temerle. Sabe lo que han visto, y era algo gozoso y lleno de dicha. Algunos creen, otros se muestran escépticos. La doctora Elisabeth KübIer-Ross y el doctor Raymond Moody han escrito volúmenes acerca de lo que ha venido en llamarse ECM´s (experiencias cercanas a la muerte). Hay un acuerdo casi universal entre aquellos que han estado al borde de la muerte. Todos hablan de luces, de dicha y de la ausencia de sufrimiento. Una eterna y amorosa acogida. Puedes creerlo cuando lo leas o mostrarte escéptico.
La decisión es tuya
La razón de tu ansiedad en relación con la muerte es el hábito de toda una vida de creer que eres tu cuerpo. Cuando aprendas que eres en realidad una mente consciente que habita un cuerpo empezarás a ver lo absurdo de esa identificación total con tu cuerpo. Pronto desarrollarás en ti una actitud de interés afectuoso por tu cuerpo, acompañada de un sentido de identificación distante. Si te preguntas ¿A dónde iré cuando muera? refiriéndote a tu alma, la respuesta es que no mueres. La muerte es un concepto que tiene relación con un final. Para que haya un final tiene que haber fronteras y evidentemente, tu yo sin dimensiones no tiene fronteras. Tu inmortalidad es algo con lo que te familiarizas cuando te conviertes en un ser espiritual con experiencia humana. Si identificas todo tu yo con tu cuerpo, deberás replantear la pregunta y decir: ¿A dónde irá mi cuerpo cuando muera?.
El cuerpo que habitas lleva “muriendo” todos los días desde que naciste. Pierdes parte de él todos los días, y lo renuevas completamente al mismo tiempo. Ninguna de las células que tenías hace unos años está presente hoy en ti. Es un proceso de renovación y sustitución. La parte de tu cuerpo que muere debe ser sustituida por tejido vivo. El proceso de la muerte en el mundo físico es el que te permite vivir. Todas las noches duermes y tu cuerpo conoce el descanso. Es un momento de renovación. Con este periodo de descanso construyes un nuevo cuerpo. Lo haces porque estás gastado después de la actividad del día. Finalmente, tu cuerpo actual se gastará (a menos que resuelvas el error del envejecimiento) del todo y pasará a un estado de descanso. Pero ¿y tu alma? he aquí el gran misterio.
“Por todas partes en la naturaleza ves renacer las rosas, los árboles y la hierba, El año pasado cogiste una manzana de esta rama. Este año contemplas otras manzanas allí de donde cogiste una el año pasado, y el año siguiente y el otro podrás coger también otra. Y si abres una verás esa manzana que vas a comer envuelta en las semillas de otras manzanas todavía por nacer y que repetirán los cuerpos de manzanas que nacieron hace mucho. Es el eterno proceso de la naturaleza, la repetición de la vida eterna que divide esta vida eterna en eternas repeticiones de la vida. Las llamamos vida y muerte, pero son ambas expresiones opuestas de la vida” - God Will Work with You, Not for You - Lao Russell
A medida que despiertes desaparecerá tu preocupación por lo que pueda ocurrirle a tu cuerpo y sustituirás esta preocupación por el conocimiento. Tu meta será poner tu cuerpo y tu mente en equilibrio con las leyes universales de Dios, consciente del milagro que eres y librarte de toda idea absurda en relación con la muerte. Descubrirás que aquellos que han muerto no han desaparecido en absoluto. Simplemente están renovándose, como has venido haciendo tú.
Ahora es tu turno: ¿Cómo te relacionas con tu muerte? cuéntamelo en comentarios.
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