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5 aspectos de una conciencia de prosperidad

Actualizado: 16 feb 2022


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  • “No hay suficiente para todos”

  • “Tienes que hacerte de lo tuyo, antes de que otro te lo gane”

  • “Hay una cantidad limitada de peces en el mar”

  • “Nunca sabes si vas a tener una oportunidad”

¿Alguna de las afirmaciones anteriores forman parte de tu conciencia? Si alguna forma parte de tu inventario personal, es probable que te han enseñado que vives en un mundo de escasez. El concepto de carencia ha sido incorporado a tu sistema de creencias. Si quieres tener una visión de prosperidad, es preciso que tomes conciencia de todas tus creencias de carencia. A continuación te comparto 5 puntos que pueden ayudarte a lograrlo.


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1. No necesitas nada más.

Tienes todo lo que necesitas para tener prosperidad. Tener una “conciencia de abundancia” significa cambiar aquellas creencias que reflejan carencia en tu vida. No se trata de que vayas a “tenerlo todo”, sino que lo “eres todo”. La prosperidad es en principio y sobre todo, un estado mental y esta compuesto de creencias. La siguiente historia, ilustra este principio:


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Un hombre desarrapado, que no parecía poseer nada en un sentido material, se acercó a un capataz y dijo:


  • ¿Puede ayudarme? Necesito trabajo.

  • Muy bien (dijo el capataz), toma esa piedra grande de ahí y hazla rodar cuesta arriba y abajo. Si lo que necesita es trabajo, eso bastará a sus necesidades.

  • No me entiende (dijo el hombre), lo que necesito en realidad es dinero.

  • Ah (contestó el capataz), si se trata de dinero, aquí tiene cincuenta dólares. Pero no puede gastarlos.

  • El hombre se quedó de nuevo perplejo. No me entiende, lo que necesito en realidad es comida, combustible y ropa, no sólo dinero.

  • Si está seguro de que eso es todo lo que necesita (contestó de nuevo el capataz), puede gastar el dinero en comida y combustible y ropa, pero no podrá comer la comida, utilizar el combustible ni usar la ropa.

  • El hombre se vio por último obligado a ver qué era realmente lo que necesitaba: una sensación de seguridad paz y satisfacción interior. Todo ello totalmente invisible, todo dentro de su pensamiento. Todo sustento divino.


Creemos que las cosas materiales constituyen la realidad y que nos proporcionan lo que necesitamos. Lo que necesitas ya lo tienes. cuando eres consciente de ello, entras en tu interior y lo creas desde tu mente, lo que buscas en cosas materiales se manifiesta en tu vida. Se trata de crear en tu interior este nuevo sentimiento. Tus creencias son tuyas, se originan en ti y las utilizas para crear las circunstancias de tu realidad física. Cuando lo niegas, estas creando tu realidad física desde una conciencia de carencia. Confía en el poder de tu mente, en esa guía divina que está a tu disposición, y habrás alcanzado el primer paso para manifestar prosperidad en tu vida.


2. No puedes crear prosperidad si crees en la carencia.

No tienes ni límites ni fronteras. Comprendiendo esto sabrás que no te falta absolutamente nada, que todo lo que necesitas para vivir se encuentra dentro de ti desde el momento en que apareciste por primera vez en este mundo físico. Cuando piensas “no tengo suficiente dinero” o “carezco de educación, talento o fuerza suficiente para tener prosperidad”, tu estado mental esta operando a partir de una conciencia de carencia. Para superar este modo de pensar tendrás que desaprender o deshipnotizarte de la mentira que han introducido furtivamente en tu mente.


Te has acostumbrado a lo que se llama “motivación por deficiencia”. Es decir, pones tu atención en todas las cosas que te faltan o de las que hay deficiencia en tu vida, y a continuación; preparas un plan destinado a reparar todas esas deficiencias. “Necesito más poder, más fuerza, más dinero, más belleza, más posesiones”, y así sucesivamente. “Cuando tenga todas esas cosas, tendré prosperidad”. De esa forma fijas metas y pones manos a la obra para alcanzar prosperidad. Esta es la gran trampa. No es posible conocer la prosperidad a partir de este esquema mental, porque siempre padecerás la enfermedad de “necesitar más”. Cuando consigues lo que crees necesitar, no quedas satisfecho, por que tu esquema mental está centrado en tener más, en luchar y no en llegar. Subes cada vez más el listón, sigues luchando e incluso sufriendo y negándote a ti mismo en la búsqueda de más. Algo común en nuestra cultura. La prosperidad es imposible con una motivación por deficiencia en la que se piensa: “No tengo suficiente” o “Me falta algo”.


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Según pienses, así serás.

Si tu pensamiento está centrado en lo que te falta, entonces “lo que te falta” por definición tendrá que expandirse. Lo que te falta constituirá tu distintivo y tu experiencia de la realidad física. Cuando eres consciente de que eres un ser completo empiezas a motivarte de manera totalmente distinta. “Motivación de crecimiento” es el distintivo de las personas prosperas. Con la motivación de crecimiento le damos la vuelta al pensamiento y optamos por vivir dentro de un marco de plenitud. El diálogo interior que se desarrolla es algo así: “Estoy entero, completo, total y plenamente vivo en este momento. No necesito más para ser feliz o para estar realizado. Sin embargo, sé que seré diferente mañana. Mi realidad física está siempre cambiando. Voy a crecer, ser algo nuevo y grandioso, pero no más grandioso de lo que soy ahora. Del mismo modo que el cielo va a ser otro dentro de unas horas sin que su perfección y plenitud actual sean por ello deficientes”


Pensando asi es imposible las carencia. Tienes como motivación tu propia dicha, tus sueños, vives la vida que imaginas, tu vocación, tu propósito y la prosperidad se convierte en tu santo y seña. La abundancia se manifiesta a raudales en tu vida. El universo te provee de lo que necesitas, y no para llenar el vacío de algo; llega en la cantidad precisa para ayudarte a realizar tu propósito.


3. No estás dividido en categorías.

Eres al mismo tiempo el observador, lo observado y el acto de observar. Para conocer la auténtica prosperidad debes aprender a dejar de separarte de tu prosperidad. No estás dividido en tres. Lo que observas está dentro de ti, al igual que el proceso entero de la observación. Todo ello eres tú. Los pensamientos de prosperidad son tuyos, son tú. El concepto de ser próspero está en su totalidad ubicado dentro de ti. Esto puede parecer confuso, pero es esencial para que captes la unidad que hay en ti si deseas conocer la prosperidad y convertirte en prosperidad.


“Deja que penetren en ti estas ideas al tiempo que te preparas para los milagros en esta dimensión de la prosperidad” - Ken Wilber (No Boundary)

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La división entre el que experimenta y el mundo de la experiencia no existe. Esto puede parecer en un principio extraño, porque estamos acostumbrados a pensar en términos de limites o fronteras. Parece evidente que soy el sujeto que oye sonidos, que soy el sujeto que siente cosas, que soy el sujeto que ve cosas. Por otro lado, ¿no resulta extraño que me describa a mí mismo como el observador que observa lo observado? ¿Es realmente tan complicada la percepción? ¿Hay realmente involucradas en ella tres entidades separadas: el observador, el acto de observar y lo observado? Es lo mismo con la prosperidad. Todo aquello que divides en pensamiento próspero, conducta próspera y algo llamado prosperidad que se encuentra en tu exterior debe ser considerado como una sola cosa. Cuando comprendas esto dejarás de fijarte metas para tu conducta que te lleven hasta esa cosa evasiva llamada prosperidad. No existen fronteras aun cuando utilizamos palabras distintas para describir diversas facetas del modo en que hemos decidido percibir la prosperidad.


La prosperidad no se encuentra, entra como un fluido en tu vida cuando captas la idea de su singularidad. Cuando lo comprendas, tus acciones lo reflejarán. Lo mismo puede decirse de la carencia. Si piensas en términos de carencia y actúas en función de ella, tu vida será de carencia. Eres aquello en que piensas, sólo a partir de ahí puedes actuar. Si la carencia es una palabra que define tu vida en estos momentos, comprende que no es algo que se te haya enviado sino simplemente el modo en que procesas la vida. Te has dividido en pensador y hacedor, víctima de algo externo a ti llamado carencia. Pero, en realidad, tu eres esa carencia. La elección de la prosperidad empieza por tu negativa a seguir dividiendote y ver en cambio la unidad que hay en ti.


4. No podrás conocer la prosperidad si crees que no la mereces.

Tu esencia, tu vida en sí misma, es invisible e ilimitada. En ese reino no hay juicios que hacer. No hay nadie en ese universo, ni lo ha habido jamás, que sea mejor o más digno de algo. Aquellos que nacieron con sangre real son tratados como miembros de la realeza, porque unos seres humanos decidieron elevarlos a esa categoría. Pero en un sentido mucho más amplio, a los ojos de Dios, no hay “mejor” ni “peor”. Esta es la forma de pensamiento que debes aprender a utilizar si quieres que la prosperidad sustituya a la carencia como tu modo de vida. Si crees que no eres merecedor de prosperidad, ésta es la idea en torno a la cual conducirás tu vida. No se atrae prosperidad pensando que no se merece, del mismo modo que no se atrae amor cuando se lo considera como algo desdeñable. Elimina la idea de que eres inferior. No eres ni inferior o superior, simplemente eres. Lo que eres merece prosperidad. ¿Cómo puede un pensamiento ser más o menos valioso que otro pensamiento? Formas una sociedad con el resto de los seres humanos, y no un concurso en el que se te deba juzgar mejor que unos y peor que otros. Ese estado empezó con tu enseñanza y prosigue en la actualidad. He aquí lo que dice John Holt en How Children Fail sobre el tema:


Destruimos el amor al aprendizaje de los niños, tan fuerte cuando son pequeños, animándolos y obligándolos a trabajar por recompensas mezquinas y despreciables: estrellas doradas, papeles con un 100 y pegados a la pared, una A en los informes escolares, cuadros de honor, listas del decano…es decir, por la innoble satisfacción de sentirse mejores que ningún otro.

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Esto es lo que ocurre cuando se lleva a la gente a creer que son mejores que otros. Probablemente has adoptado esa forma de vivir en algunas áreas de tu vida. Aprendiste a compararte con los demás e incluso a creer que esto forma parte de la naturaleza humana. Es esto precisamente lo que no te ha permitido desarrollar un concepto de ti mismo basado en el hecho de que eres valioso, merecedor y divino. He aquí lo que dice al respecto de la naturaleza humana John Stuart Mill en Principios de economía política:


De todos los modelos vulgares destinados a eludir la consideración del efecto de la influencia social y moral sobre la mente humana, el más vulgar es el que consiste en atribuir las diversidades de conducta y carácter a diferencias naturales e inherentes. Es éste en efecto un modelo vulgar que enseña a la gente a convertirse en adultos que consideran como algo natural el compararse con los demás y que, por lo tanto, es algo natural el aprender a jugar solo a fin de adelantar a los demás. Y si en algún sentido físico o material no se está a la altura de los demás, ello indica que no se es merecedor. Es un sistema vulgar y obsceno que contribuye a la creación de grandes números de personas que no conocen otro modo de evaluar su propia valía que el de compararse con los demás y que, al mismo tiempo, crea también muchas personas a las que simplemente les da por pensar que no merecen la prosperidad en ningún sentido de la palabra.

En una cultura competitiva se progresa destruyendo a otros. Una cultura cooperativa evoluciona ayudando a cada persona a que aprecie su propia valía, a sentirse merecedora y espiritualmente válida. A ti te corresponde elegir. Aun cuando todos lo que te rodean elijan competir entre sí, no tienes que vivir de acuerdo con ese modelo. Verás que mereces la prosperidad tanto como cualquier otro habitante de nuestro planeta. Cuando hayas creado este esquema mental, no actuarás como si no la merecieras.


5. Alégrate de la prosperidad de los demás.

Cuando sientes un atisbo de celos hacia el éxito o el estilo de vida de los demás, estás albergando negatividad ahí donde debería haber amor. Si albergas sólo amor porque así lo has decidido, no darás otra cosa que amor. No podrás atraer prosperidad a tu vida si estás lleno de rencor, si juzgas, si sientes ira, celos, odio, temor, tensión, etcétera. Este estado mental interior negativo te impedirá ser fiel a tu propósito. No puedes realizarte y tener envidia al mismo tiempo. Si te sientes satisfecho y feliz, eso es lo que irradiarás. Fomenta la creencia interior de que cualquiera que haya alcanzado la prosperidad tiene derecho a ella y de que su éxito no es motivo para que tú te sientas inadecuado o falto de algo. Aun cuando alguien alcance la prosperidad a través de medios que a tí te parezcan reprochables, ello no es motivo para que te sientas angustiado o indignado. Aquellos que utilizan a los demás tendrán lo que merecen en un universo que actúa de manera armónica y de acuerdo con un propósito. Pero en general, aquellos que han alcanzado su propia medida de prosperidad merecen sólo tu amor.


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Intenta dejar de centrarte en lo que los otros tienen o no tienen para ocuparte de lo que tú vas a hacer en tu vida. Recuerda que cuando evalúas y juzgas a los demás, no los defines a ellos sino que te defines a ti mismo. ¿Quieres definirte como una persona celosa e incapaz de dar amor cuando esto es lo que va a transpirar en tu vida? Alégrate de la gran prosperidad que presencies en todos los demás. Libérate de la idea de que no debería ser así. ¡Es así! No necesitas saber nada más. Y también tú eres así, represente esto lo que represente en tu vida. Acepta tranquilamente lo que es, dale tu amor y dedícate a continuación a la tarea de crear una vida plena y próspera, una vida de amor para ti.


Los cinco factores son esenciales para llegar a una conciencia de prosperidad. Esta nueva conciencia te devolverá a esa importantísima dimensión de vivir tu vida con un propósito.


Ahora es tu turno: ¿Tu sistema de pensamiento es de abundancia o de carencia? cuéntamelo en comentarios.


Gracias por leerme, si te ha gustado compártelo


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