Reseña: La Biologia de Presente
- Aarón Pérez
- 23 jun 2024
- 15 Min. de lectura
Actualizado: 13 mar

"Una invitación para dejar de sobrevivir y empezar a vivir"
¿Qué hace un científico junto divulgador de la consciencia?
Es probable que para aquellas personas que se denominan como “racionalistas”, o que argumentan guiarse usando la razón, pueden considerar todo lo que se relaciona con lo místico como “pensamiento mágico” o como una negación del pensamiento racional e incluso de la evidencia empírica, y por lo tanto, pueden pensar que nada tiene que hacer un cientifico junto a un místico, o quizás que lo unico que podria hacer seria hacerle ver que no tiene la razón. Sin embargo, el término “místico” proviene del griego, y significa “secreto”, y desde este punto de vista, el conocimiento místico simplemente sería aquél que la praxis aún no ha podido corroborar pero que se ha inferido o supuesto mediante la intuición o la experiencia personal, y de esa manera se incorpora a nuestras creencias. Interpretando el término “misticismo” como la simple apertura al futuro y probable descubrimiento científico de hechos que hoy desafían nuestro conocimiento e imaginación y que se acercan incluso a ciertos dogmas religiosos, diría sin duda que sí, que existe un fuerte misticismo en la gente que hace ciencia.
Recordemos que la antigua división entre ciencia y misticismo que las hacía irreconciliables, se empezó a romper a principios del siglo XX a manos de numerosos físicos de primera línea, a los cuales se unieron posteriormente matemáticos "platónicos". En este sentido hay diversos intentos de fusión de ambas líneas de pensamiento; lo cual en todo caso enriquece nuestra visión del cosmos. “La Biologia del presente” me parece un claro ejemplo de que la ciencia y el misticismo no son cosas irreconciliables, y que tal como menciona uno de sus autores, el uso equivocado de la ciencia nos ciega, nos impide romper límites, nos impide ir más allá de nuestras propias reglas.
Algunos datos de “La Biologia del presente”

Es un libro con un formato tanto peculiar, por que se trata de una conversación de los autores en la cual ambos se dedican a ver ideas sin ningún tipo de miedo y con gran apertura para ver a donde los lleva todas las ideas que aparecen, no para ver si son verdad o mentira, si no por que representan una posibilidad.
“La Biología del presente” es un libro de la editorial DIANA, que tiene como autores a Sergi Torres y David del Rosario. Fue publicado el 10 marzo del 2020, cuenta con 208 paginas y es considerado un libro de autoayuda, crecimiento personal y/o autoconocimiento. Siendo mas precisos, este libro es el la transcripción de una serie de conferencias que ofrecieron Sergi y David, y de las cuales ha surgido este libro.

Sergi Torres es una de las voces actuales más escuchadas dentro del ámbito de la autoindagación y la no dualidad. Después de dedicarse durante diez años a la fisioterapia, dejó su profesión para escuchar su llamada interna. Es autor de los libros: Un puente a la realidad (2009), Saltar al vacío (2014), ¿Me acompañas? (2017) y Los Introhéroes (2020). Ofrece charlas y talleres que nos invitan a ir más allá de nuestra mentalidad para reencontrar la verdadera naturaleza humana. Existen decenas de vídeos de sus charlas en su canal oficial de YouTube. Sergi es un místico contemporáneo, su propuesta es el autoconocimiento, asumiendo como punto de partida el Misterio del que surge nuestra experiencia humana consciente. Su forma es a través de una invitación constante a la autoindagación: “Conócete a ti mismo”.
Usar un pensamiento falso para definirme a mí mismo no es coherente. - Sergi Torres

Investigador pionero en el ámbito de la neurociencia aplicada al día a día, profesor universitario y divulgador. Su propuesta ofrece una nueva forma de entender la mente y el cerebro humano, y nos invita a revolucionar nuestro día a día. Autor del best seller “El libro que tu cerebro no quiere leer” (2019). Emprendedor y fundador de una empresa de investigación en neurociencias, su trabajo es difundido en conocidos programas de radio y televisión a nivel internacional. Colabora con distintas universidades e instituciones. Actualmente realiza investigaciones, formaciones y conferencias por todo el mundo.
“A la ciencia le importa un carajo tener razón. A quien le importa es al ser humano” - David del Rosario
Que puedes encontrar en “La Biologia del Presente”
Una misma situación puede ofrecernos dos experiencias biológicas completamente distintas. La biologia de la supervivencia, cuando decidimos rechazar la situación por considerarla una amenaza, y la biología del presente, cuando estoy dispuesto a darle la bienvenida y vivirla. Si bien, la biología de la supervivencia está diseñada para proteger nuestro organismo de cualquier cosa que lo pueda lastimar o poner en peligro, hemos construido una realidad psicológica que nos lleva a pedirle a la biología de la supervivencia que nos proteja de situaciones que no representan una amenaza real. Le exigimos que proteja nuestra integridad psicoemocional de nuestros miedos imaginados. Cuando no asumimos la responsabilidad de lo que vivimos (y esto ya sería una decisión), pasamos a vivir bajo la amenaza constante de aquello que tememos que pueda llegar a ocurrir. Alimentamos inconscientemente la mentalidad temerosa y reactiva de la supervivencia. El cerebro no es reactivo. Lo único reactivo es una mentalidad superviviente.
“Cualquier experiencia está diseñada para descubrir que no tenemos ni idea de nada” - David del Rosario
Fabricamos nuestra realidad presente con base en nuestros recuerdos, los cuales conforman nuestra mentalidad convirtiéndola en una personalidad bien arraigada en la mente que intentamos sostener en el tiempo para que nuestra personalidad, no desaparezca. Esto es sobrevivir, pero hemos preferido llamarlo vivir. Desde una conciencia individual todo se percibe fragmentado y cuanto más personal somos, más división percibimos, necesitamos percibirla para seguir manteniéndonos a nosotros mismos como un fragmento separado de la conciencia universal. Al hacerlo disponemos de más cosas a las que temer, con las que estar en oposición y de más posibilidades de seguir manteniendo la sensación de que “yo soy yo” en oposición al resto. El pensamiento "yo soy yo y solo yo" es el más limitante de todos. A través de el nos vemos desvinculados de la vida. Un modelo cognitivo superviviente centrará su atención en su identidad personal exclusiva y de esta forma nace la importancia personal, que es el mal de todos los males en el ser humano actual. Bajo esta perspectiva falsa de la vida y de uno mismo, no es posible conocer la verdad. Para conocerla se requiere de una mente que no se diga a sí misma quién es sin antes conocerse profundamente. Cuando nos damos cuenta de que no somos lo que creemos ser, se abre la posibilidad de conectarnos al conocimiento presente. Depositar la mirada en la imagen que tenemos de nosotros mismos, no nos permite ver más allá de ella ocultando la conciencia universal. El Homo sapiens sapiens no sabe que su insaciable intención de mejora tan bien visto socialmente y basado en el modelo cognitivo de la supervivencia, surge de una autoimagen frustrada, la búsqueda futura de un presente mejor. De este menosprecio al presente, surge la famosa insatisfacción. Todo pensamiento que busca un resultado futuro es un pensamiento presente insatisfecho de raíz que perpetúa la biología de la supervivencia.
Es a través de nuestra capacidad de proyectar nuestros pensamientos (imponer sobre una persona, situación u objeto nuestra imagen mental construida a base de nuestras ideas personales), que construimos nuestro mundo, lo que da como resultado un mundo imaginado que no es cierto, porque está basado en los pensamientos personales que, en realidad, no son más que imágenes en nuestra mente. Lo que vivimos en primera persona es una experiencia generada desde un espacio mental propio del que me he apropiado, pero que no contiene conocimiento. Una imagen mental de un objeto y un objeto no son lo mismo. Nuestro cerebro concluye que sí, y de esa conclusión proviene la sensación de que he comprendido lo que he visto. En realidad nunca llegas a ver el objeto porque una imagen se interpone. Solo vemos lo que pensamos acerca de lo que experimentamos. Hacerse mayor es quedar atrapado en una imagen personal del mundo aislandose del conocimiento universal. Los recuerdos y las proyecciones futuras no están diseñados para dirigir una vida, sino para ahorrar energía. La memoria es poco fiable, la neurociencia demuestra que los recuerdos no son una caja fuerte, cambian todo el tiempo. Cada nueva experiencia de vida hace que los recuerdos sean más imprecisos y surrealistas. Bajo el estandarte de la memoria y las proyecciones, nos aislamos del conocimiento universal y damos paso a una mentalidad superviviente que tarde o temprano nos pasará factura.
“Es muy obvio que no soy la imagen mental que yo tengo de mí mismo, sino más bien aquel o aquello que construye esa imagen” - Sergi Torres
Un sistema de pensamiento es un conjunto de propuestas neuronales que usamos frecuentemente. Existe una relación entre el sistema de pensamiento y la expresión de los genes, el grupo sanguíneo y el sistema inmunitario a través de las emociones. ¿Y si nuestro sistema de pensamiento estuviera relacionado también con la especialización de las células? Aceptar esta idea conllevaría una auténtica revolución en la biología actual porque significaría que existe "algo" en un organismo (no necesariamente un gen) que le dice a cada célula cómo tiene que ser para satisfacer a un sistema de pensamiento en cada momento de tu vida. Significaría que una célula siempre es célula madre y adopta una forma concreta para satisfacer, entre otras cosas, a un sistema de creencias. Cuando un cerebro identifica una idea que pone en jaque mate a su sistema de pensamiento (sea o no cierta), automáticamente pone en marcha una serie de mecanismos de defensa para tratar de mantener la coherencia. Ahí descubrimos que lo importante no es si la idea es cierta o falsa; lo importante es que nos brinda la oportunidad de deshacernos de todo un sistema de creencias si así lo deseamos. Nos hemos convertido en una mera respuesta a un sistema de creencias. Si empezamos a desatar nuestra mente y enfocarla hacia la presencia presente, escucharíamos cómo piensa el Universo.
Nada más recibir el estímulo, el cerebro propone el pensamiento. Cuando ponemos atención sostenida sobre un pensamiento, en un par de segundos el cerebro inicia un proceso de traducción de energía electroquímica ("pensamiento") a energía química (sensaciones o emociones) que el resto de células de tu cuerpo son capaces de entender. Una vez que la emoción se ha constituido nos empuja a actuar, y esa acción trae consigo una situación de vida concreta. Cuando creemos que aquello que siento procede de lo externo, la probabilidad de que esa emoción se convierta en acción se dispara. Lo que sentimos no proviene de lo externo, sino de las ideas que nuestro cerebro asocia a lo externo. Las emociones no son buenas ni malas. Todas son parte de nuestra riqueza emocional. Sentir lo que sentimos cuando lo estamos sintiendo fomenta la biología del presente. Huir de una emoción como si fuera un monstruo en la oscuridad, fomenta una biología basada en la supervivencia que está totalmente fuera de lugar, ya que estaríamos tratando de protegernos de nosotros mismos. Debemos empezar a sentir las sensaciones y emociones en lugar de gestionarlas, reeducar el cerebro conscientemente y decirle al sistema nervioso qué pensamientos son útiles y cuáles no. La experiencia en sí misma no cambia demasiado. Lo que cambia drásticamente es tu relación con la experiencia. Empiezas a relacionarte de manera pacífica con tus pensamientos, con tus emociones, porque reconoces cuál es su función. Eres consciente de cómo funciona tu mente y tu organismo. Eres biología. Eres presente.
“Solo desde el presente puedes hacerte responsable de todo lo que imaginas con tu mente y no es real” - Sergi Torres
El cerebro entiende que un pensamiento es útil cada vez que le prestamos una atención sostenida. De esa manera el sistema nervioso cree que ha dado con un pensamiento útil, y cuando se vive una situación futura similar, la probabilidad de que proponga de nuevo el mismo pensamiento aumenta. El cerebro predice cuál es el pensamiento útil más probable y espera a que le demos una respuesta. Atender a un pensamiento consiste en situar el foco de atención sobre él y no sobre la acción. Es cierto que algunos pensamientos pueden llegar a tener sentido, pero la gran mayoría, si los atendemos, carecen de coherencia. Situar la atención en el pensamiento ayuda a no reaccionar a ciegas ante él y que las acciones resultantes de nuestros pensamientos sean mucho más atinadas debido a su coherencia interna. Reaccionar ciegamente ante los pensamientos fomenta una mentalidad superviviente. Atenderlos fomenta una mentalidad presente. En ambas estamos tomando la decisión de aquello que queremos ver y de cómo queremos que sea nuestro mundo a cada instante. Sin embargo, desde la mentalidad presente, esta decisión es consciente. Si no miro el pensamiento que cruza mi mente no podemos hacer uso de nuestra libertad y pasar por alto ese pensamiento. Si estoy identificado completamente con mi pensamiento, no lo veré. Pensaré que estoy pensando eso y que eso me define a mí, que las cosas son tal y como las pienso. La acción se convierte así en una reacción ante el pensamiento. Actuamos a partir de patrones hechos de pensamientos y creencias, generando así nuestro propio mundo mental. Un pensamiento siempre fue y será una propuesta neuronal. Lo importante es la posibilidad de decidir conscientemente usarlo o no.
No es lo mismo vivir la vida que vivir la vida siendo conscientes de cómo funcionan nuestra mente y nuestro organismo. En el apasionante viaje de aprender cómo funcionamos y cómo somos, lo primero que descubres es que tú no piensas. Piensa tu cerebro. El cerebro bombea pensamientos con la misma naturalidad que el corazón bombea sangre o los pulmones aire. Aquello que pensamos no procede del estímulo externo porque, si fuera asi todos pensariamos lo mismo. Tomar consciencia de cómo funcionamos y cómo somos nos hace libres porque nos devuelve la posibilidad de elegir y la relación con nuestros pensamientos se vuelve pacífica. Lo que hace que nos cueste tanto salir de nuestros propios patrones mentales es la voluntad inconsciente de querer "seguir siendo yo", además de que se requiere de energía para salir de un patrón.
¿Entoces cómo puedo vivir el presente sin saber matemáticas o tener una experiencia extracorpórea en el Tíbet? Reconociendo en tu propia experiencia que el ahora no se encuentra a medio camino entre pasado y futuro, reconociendo en lo cotidiano que se trata de una ilusión, una imaginación, un acuerdo. Ese presente imaginario es coherente, sí, pero no es real. El verdadero presente no se encuentra entre el ayer y el mañana: está naciendo a tiempo real. El presente incluye todo tu pasado, todo tu futuro, todo lo que estás pensando y sintiendo. Significa que todo lo que has pensado y pensarás son los efectos de lo que estás pensando ahora. Significa que todo lo que has sentido y sentirás son los efectos de lo que estás sintiendo ahora. Cuando accedemos al presente, lo primero que vemos es que lo único que podemos saber en verdad es lo que estamos sintiendo en este instante. La posibilidad de disolvernos nos permite ver que el cerebro no es reactivo. Lo único reactivo es la mentalidad superviviente.
“La sensación de soledad es más peligrosa para la salud que la contaminación ambiental, la obesidad o fumar quince cigarrillos al día” - David del Rosario
El lío viene cuando desconocemos por completo cómo funcionamos y cómo somos. La mayoría de las ideas que habitan en nuestra mente están a años luz de la manera de funcionar de nuestra mente y nuestro organismo. La mayor parte del tiempo vivimos una propuesta neuronal. Ser unos auténticos desconocidos para nosotros mismos dispara la probabilidad de confundir una propuesta neuronal (pensamiento) con la realidad. Somos, literalmente, arquitectos del mundo que percibimos. Proyectamos pensamientos, emociones y sensaciones al mundo exterior, sintiéndonos indefensos y atrapados. En cualquier situación de conflicto elegimos ver lo que estamos viendo. En la actualidad se esta considerando la posibilidad de un nuevo modelo de vida donde se acepta y se asume la experiencia a tiempo real, sin la necesidad de juzgarla para entenderla. Muchos seres humanos están despertando espontáneamente a esta conciencia presente, y una de las características que resaltan con más sorpresa es justamente la espontaneidad del proceso. Lo llaman "el darse cuenta". Es posible acceder a la conciencia universal superando las creencias e ideas personales. Cuando te permites hacer eso, puedes ir más allá de tu estructura mental superviviente para descubrir que cualquier cosa que puedas percibir es solo una idea que está dentro de tu mente.
Damos por supuesto que la mente es un producto exclusivo del cerebro aunque ningún experimento científico hasta la fecha ha evidenciado que sea asi. Claro que el sistema nervioso influye en los procesos cognitivos, forma parte del proceso, pero no determina el funcionamiento de la mente. La ciencia nos ofrece una nueva visión del cerebro humano que no solo está revolucionando la forma de entender la mente o de relacionarnos, sino también la forma de aprender. El cuerpo humano no tiene la capacidad de sentir hechos o realidades. Tan solo dispone de mecanismos para sentir aquello que mi cerebro piensa acerca de una situación de vida. En ningún momento se insinúa que no exista una realidad fuera. Solo que aquello que sentimos proviene de los pensamientos que usamos. No es la creencia o el sistema de pensamiento que la sostiene lo que afecta al cuerpo y modifica nuestra biología, sino los pensamientos que decidimos usar o tirar en cada momento. Al no prestar atención a un pensamiento (no usarlo), el cerebro interpreta que se trata de una propuesta inútil, y la probabilidad de que el mismo pensamiento sea propuesto en una situación de vida similar disminuye. No se trata tampoco de que no haya cosas que mejorar. ¡Al revés! ¡Es importante actuar! Pero llevamos años mirando la mitad del problema. Aprender cómo funciona nuestra mente y nuestro organismo es más urgente que pagar la hipoteca o llevar a los niños a inglés o a ballet.
La propuesta del pensamiento útil (usar o tirar) nos ayudaría en primer lugar a convertirnos en antenas emisoras de un nuevo organismo y consecuentemente de una nueva sociedad. Pasaríamos a ser células de un organismo llamado "sociedad humana". Desde una mentalidad presente, fruto de alinear nuestro comportamiento con el modo de funcionar del organismo, florece un nuevo modelo de sociedad que funciona justo al revés. La sociedad del presente es un modelo donde la ciencia no se usa para tener razón. Donde confianza-honestidad impulsan la economía, la riqueza y la sincronía cerebral. La cual vería en la mente y el cerebro de sus habitantes el bien más preciado de un país. En este nuevo modelo de sociedad se sabe que la educación urge más a los mayores que a los niños. Aprender cómo funcionamos instaura la confianza y la honestidad en nuestras vidas, el peligro constante cesa y la mentalidad presente florece. La cooperación, la empatía, el altruismo, la creatividad o el perdón se extienden de manera natural en todas direcciones. Cada vez que nos relacionamos con alguien usando una personalidad superviviente, cada vez que tratamos de obtener un beneficio propio o de protegernos de lo ajeno, tenemos miedo. Vivimos solos entre un millón de personas. A pesar de todo, existe una nueva sociedad basada en el presente y en la ciencia que nos permite volver a conectar con la vida. Solo hay que introducir la contraseña de red: "confianza y honestidad".
Confiar es dejar de negociar con la vida, reconocer nuestra ignorancia, entender que la personalidad no es más que un popurrí de creencias ajeno a la vida sin ningún poder sobre mí o sobre ti, ya que podemos dejar de usar cualquier pensamiento ahora. Confiar es poder seguir siendo quienes creemos que somos y no limitarnos con ello. La mentalidad presente no usa pensamientos a partir de su aparente veracidad o falsedad. La importancia radica en si un pensamiento es útil o inútil para vivir este momento, y la sensación básica es la brújula que nos informa acerca de la utilidad de los pensamientos. Este pequeño giro tiene el potencial de alinear nuestra conducta con la forma de funcionar de la mente y el organismo, impulsando la mentalidad del presente.
Muy pocas personas están dispuestas a desaparecer y viajar más allá de los confines de su personalidad. Por eso cabe la posibilidad de que al leer este libro, uses todas estas ideas para agregar información a tu personalidad, en lugar de usarlas para atreverte a mirar más allá de toda concepción prefabricada. Para viajar más allá de lo que uno cree que sabe, debe estar dispuesto a desaparecer, dicho de otra manera, estar dispuesto a soltar la concepción que uno tiene acerca de sí mismo y de todo lo que le rodea. A eso es a lo que Sergi y David nos invitan todo el tiempo en cada frase pronunciada en esta conversación de dos locos apasionados por el conocimiento que existe detrás de nuestra ignorancia.
“No necesitas ningún curso, no necesitas reglas para aprender a caminar, para ser feliz ni para tener éxito” - David del Rosario
El tesoro de “La Biologia de Presente”
Tal como he comentado al principio, hace tiempo las barreras que hacian que la ciencia y misticismo parecían irreconciliables empezaron a romperse, cada día es más claro que la perspectiva “ciencia” no es mejor que la “perspectiva personal”, es simplemente otro punto de vista, creer que a la ciencia le importa tener la razón, es hacer un uso equivocado de la ciencia, tener la razón es algo que solo le importa a los humanos. Los verdaderos experimentos son aquellos que demuestran que siempre estuvimos equivocados, no los que afianzan nuestras opiniones o aquello que creemos saber. El cerebro deja de ver cuando cree saber. Sergi y David no tiene la pretensión de enseñarte nada, darte los pasos a seguir para vivir el presente o mostrar que alguna perspectiva (ciencia y misticismo) sea mejor que otra, su propuesta es muy sencilla, hacernos conscientes de cómo funciona nuestra mente y nuestro organismo nos permite activar la Biologia del presente, y dejar de sobrevivir desde la Biologia de supervivencia.
Nos encontramos algo perdidos, por que nos hemos acostumbrados a establecer reglas y procesos, crear cursos, terapias, metodologías, muchos basados en ciencia, con el fin de alcanzar la felicidad, el exito, gestionar las emociones, hacer nuestros pensamientos mas positivos, vivir el presente o cualquier cosa que creemos que representa un estado mejor a nuestro estado actual. Una vez que hemos normalizado que para alcanzar algo hay que hacer algo, los procesos que hemos creado nos controlan. Un uso adecuado de la ciencia implica romper limites, ir mas allá de nuestras propias reglas al ver la situación desde una perspectiva diferente. David y Sergi son dos investigadores del presente (desde su ámbito) es decir, son conscientes de que aquello que nos impide aprender o avanzar, es el dejarnos guiar por cualquier tipo de idea o creencia, son dos seres sin miedo a equivocarse y aplicar sus descubrimientos a su vida diaria. Saben que cualquier creencia, cualquier imagen mental se desvanece cuando experimentas las cosas por ti mismo, y que para experimentarlas basta con dejar de creerlas, y para dejar de creerlas basta con abrirse a una posibilidad, cambiar el mundo depende tan solo que un ser humano se abra a una nueva posibilidad. Pocas veces nos permitimos esa libertad, porque inconscientemente creemos que tenemos que defender nuestra identidad. De no hacerlo, se vendría abajo y se disolvería.
No se trata de usar un pensamiento porque me conviene o porque creo que me hará sentir lo que yo quiero en un futuro. El tesoro de la biologia de la creencia es la propuesta a un cambio radical de paradigma: “dejar de ver los pensamientos en función de si son verdad o mentira y comenzar a verlos según su utilidad en este momento”
Vivir el presente significa alinear nuestro comportamiento con la forma de funcionar de la mente, del organismo, del universo y de la vida
Ahora es tu turno: ¿Vives desde la Biologia de la supervivencia o del presente? cuéntamelo en comentarios.
Gracias por leerme, si te ha gustado compártelo
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