Reseña: Hábitos atómicos
- Aarón Pérez
- 15 nov 2024
- 18 Min. de lectura

La conducta humana siempre está modificándose
Los científicos conductistas concluyen que si se ofrece la recompensa o el castigo adecuado a una persona, se puede lograr que actúe de una manera determinada. Sin embargo, esto no ofrece ninguna explicación respecto a la manera en que nuestros pensamientos, sentimientos y creencias influyen en nuestro comportamiento. Ciertamente los estímulos externos influyen en nuestros hábitos, pero nuestros estados internos, al igual que nuestras emociones y humor, son también importantes. En las últimas décadas, los científicos han comenzado a determinar la conexión entre nuestros pensamientos, sentimientos y comportamiento. De una situación a otra, de un segundo a otro la conducta de las personas esta modificandose continuamente. Este libro se trata justamente de aquello que no cambia, de los fundamentos de la conducta humana. No existe una manera correcta de crear, este libro describe la mejor manera el autor conoce. Se trata de un enfoque que resultará efectivo sin importar por dónde decidas empezar o qué es lo que pretendas cambiar. Las estrategias incluidas en este libro serán relevantes para cualquiera que esté buscando un sistema por pasos para mejorar sus metas relacionadas con la salud, el dinero, la productividad, las relaciones sociales o todas a la vez. Mientras el comportamiento humano esté involucrado, este libro puede servirte de guía. La columna vertebral de este libro es mi método de cuatro pasos para desarrollar hábitos (señal, anhelo, respuesta y recompensa).

Algunos datos de "Hábitos atómicos"
James Clear no solo informa sobre la investigación de otros, sino que también comparte los conceptos por sí mismo mientras experimenta con la creación de mejores hábitos. Habitos atomicos es una mezcla de narración de historias, investigación académica y experimentos personales.
"Hábitos atómicos" de James Clear, se encuentra entre los libros mas vendidos de Amazon, impreso por la editorial Diana y traducido al castellano por Gabriela Moya, fue publicado en Español el 8 de Septiembrel de 2020, cuenta con 336 páginas y es considerado un libro de motivación y autoayuda.

Acerca de su autor:
James Clear es especialista en formación de hábitos de larga duración. Su web JamesClear.com recibe dos millones de visitas mensuales, y su curso online Habits Academy es seguido por miles de estudiantes. En estos espacios, desglosa el arte y la ciencia de la formación de hábitos hasta su estado más elemental y demuestra que cualquier meta está a tu alcance, siempre y cuando empieces desde lo más simple. Es conferencista en universidades de todo el mundo, orador habitual de Fortune 500 y consultor de la NFL, NBA y MLB. Clear colabora regularmente en medios como Time, Entrepreneur, Business Insider y Lifehacker. Ha aparecido en programas de televisión de la CBS como This Morning. En YouTube está disponible su inspiradora charla The Surprising Power of Small Habits, de la SNAPS Leadership Conference.
Que puedes encontrar en "Hábitos atómicos"
Al observar el éxito de otras personas, es común sobrestimar la importancia del resultado, y restarle valor a la realización de pequeñas mejoras cotidianas. Nos convencemos de que un enorme éxito requiere de una acción igual de relevante. Las mejoras del 1% en nuestros habitos puede ser un cambio apenas perceptible, pero a la larga puede ser más arnos a un destino completamente distinto. Un hábito atómico se refiere a un cambio pequeño, a un 1% de mejora. Los hábitos con frecuencia no parecen provocar ningún cambio hasta que se alcanza un punto crítico, un umbral que desencadena un nivel superior de desempeño. Esta es una de las razones por las que es difícil desarrollar hábitos que perduren. La gente hace pequeños cambios, no ve resultados tangibles y toma la decisión de detenerse. Para que los hábitos generen un cambio, deben subsistir lo suficiente como para rebasar una meseta donde no se producen cambios perceptibles. Las metas son buenas para establecer una dirección, pero los sistemas son mejores para realizar verdaderos progresos. Muchos problemas surgen cuando pasas demasiado tiempo pensando en tus metas en lugar de dedicarle tiempo a diseñar tus sistemas.
De manera equivocada asumimos que tener metas ambiciosas conduce al éxito. No nos damos cuenta de que otras personas tenían la misma meta pero no lo consiguieron. La meta no puede ser lo que distingue a los ganadores de los perdedores. Lo que tenemos cambiar son los sistemas que nos llevan a tener esos resultados. La mentalidad que se rige por la consecución de metas acaba por crear un conflicto de exclusión: “o alcanzas tu meta y eres exitoso o fallas y eres un fracaso”. Cuando todo tu trabajo se enfoca en una meta en particular, ¿qué queda para motivarte una vez que la alcanzas? Esta es la razón por la cual muchas personas regresan a sus viejos hábitos una vez que alcanzan una meta. La mentalidad que se enfoca en el largo plazo no se centra en el cumplimiento de metas.
Si tienes problemas para cambiar tus hábitos, el problema no eres tú, es tu sistema. Los malos hábitos se repiten no porque no los quieras cambiar, sino porque tienes un sistema que no funciona. Cambiar los hábitos es desafiante por que tratamos de cambiar algo que no es lo que debemos cambiar y tratamos de cambialos de la manera equivocada. Existen tres niveles en los que los cambios pueden ocurrir: El mas superficial es centrarte en cambiar tus resultados. El segundo es cambiar tus procesos. El más profundo incluye cambiar tu identidad;r tus creencias, tu visión del mundo, la imagen de ti mismo, tus juicios acerca de ti mismo y de los demás. Los resultados se tratan de lo que obtienes, los procesos de lo que haces y la identidad de lo que crees. La mayoría de las personas establecen metas y determinan las acciones para alcanzarlas, pero no consideran las creencias que dirigen sus acciones. La alternativa apropiada es construir hábitos basados en cambios de identidad. El cambio de identidad puede ser una maldición, por que es fácil que tu lealtad hacia tus creencias influya en tu capacidad para cambiar. Los hábitos positivos pueden tener sentido a nivel racional, pero si entran en conflicto con tu identidad, vas a fracasar cuando intentes ponerlos en práctica. Cada creencia, incluyendo lo que crees acerca de ti mismo, es aprendida y condicionada a partir de la experiencia. Por supuesto que tus hábitos no son las únicas acciones que influyen en tu identidad, pero suelen terminar siendo las más importantes.
Las conductas con consecuencias satisfactorias tienden a repetirse, las que producen consecuencias desagradable tienden a no repetirse. Un hábito es una conducta que se ha repetido lo suficiente como para volverse automática. Tus hábitos son justamente una serie de soluciones automáticas que resuelven los problemas y presiones que enfrentas regularmente. Son atajos mentales aprendidos gracias a la experiencia. En cierto sentido, un hábito es simplemente la memorización de los pasos que seguiste para resolver un problema. Siempre que las condiciones sean correctas, puedes hacer uso de esta memoria y aplicar la misma solución de manera automática. Los hábitos no restringen la libertad, de hecho quienes no los tienen bajo control son aquellas que disfrutan de menos libertad.
El proceso de construir un hábito puede dividirse en cuatro pasos: señal, anhelo, respuesta y recompensa. La señal es una información que anticipa la recompmensa y desencadena el proceso en tu cerebro que inicia determinada conducta. Actualmente pasamos la mayor parte del tiempo esperando señales que anticipen recompensas como dinero y fama, reconocimiento y aprobación. Debido a que la señal es la primera indicación de que hay una recompensa cercana, naturalmente nos conduce a un anhelo por alcanzarla. Los anhelos son la fuerza motivacional que hay detrás de cada hábito. Sin cierto nivel de motivación o deseo (sin anhelar un cambio), no tendríamos razones para actuar. Lo que anhelas no es el hábito en sí, sino el cambio de estado que trae consigo. Los anhelos difieren de una persona a otra, las personas no son motivadas por las mismas señales. La respuesta es el hábito que realizas, el cual puede ser un pensamiento o una acción. La respuesta depende de cuán motivado estés y cuánta tensión o resistencia esté asociada con la conducta. Si una acción particular requiere un mayor esfuerzo físico o mental del que estás dispuesto a invertir, entonces no la realizarás. Finalmente, la respuesta te lleva a obtener la recompensa, que son la meta final de cada hábito.
Las recompensas (al menos por un momento), nos sirven para dos propósitos. Primero nos satisfacen, nos brindan alivio para nuestros anhelos. El segundo, nos enseñan qué acciones vale la pena recordar en el futuro. Si eliminas la señal, el hábito nunca comienza; si reduces el anhelo, no existe suficiente motivación para actuar. Si la conducta es demasiado difícil, no serás capaz de realizarla. Y si la recompensa no satisface el deseo, no existe razón para que se repita en el futuro. Sin los primeros tres pasos, la conducta no ocurrirá, sin el cuarto paso, la conducta no se repetirá. Estos cuatro pasos conforman un ciclo interminable que funciona durante toda tu vida. Juntos forman un circuito de retroalimentación neurológico que, en última instancia, te permite crear hábitos automáticos, conocido como ciclo de los hábitos. Podemos dividir estos pasos en dos fases: la fase del problema que incluye la señal y el anhelo, ocurre cuando nos damos cuenta de que es necesario cambiar algo. La fase de la solución que incluye la respuesta y la recompensa, y tiene lugar cuando te decides a tomar acción y logras el cambio que deseas. Cuando requieras hacer cambios en tu comportamiento, simplemente pregúntate: ¿Cómo puedo hacerlo obvio, atractivo, sencillo y/o satisfactorio?.
No tienes que estar consciente de la señal para que el hábito comience. Puedes advertir una oportunidad y comenzar a actuar sin dedicarle un momento de atención consciente al hecho. Esto es lo que hace que los hábitos sean útiles. Esta característica también hace que los hábitos sean peligrosos por que tus acciones quedan supeditadas a la dirección de tu mente inconsciente y automática. Caes en patrones antiguos antes de que te des cuenta. Con el tiempo, las señales que desencadenan nuestros hábitos se vuelven tan comunes que son esencialmente invisibles. Por esta razón debemos comenzar el proceso de cambio de conductas con plena conciencia. Antes de que podamos construir nuevos hábitos de manera efectiva, necesitamos tener nuestros hábitos actuales bajo control. El sistema de señalar y nombrar es efectivo porque convierte un hábito inconsciente en consciente. Estamos tan acostumbrados a hacer lo que siempre hemos hecho que no nos detenemos a preguntarnos si lo que estamos haciendo es lo correcto. Muchos de los fracasos de nuestro desempeño se pueden atribuir a la falta de autoconciencia. Uno de nuestros grandes retos al cambiar nuestros hábitos es mantenernos conscientes de lo que estamos haciendo. Los hábitos que refuerzan tu identidad deseada son usualmente buenos. Los que entran en conflicto con tu identidad deseada, por lo regular, son malos. El primer paso para cambiar los malos hábitos es identificarlos. Muchos piensan que les falta motivación cuando en realidad les falta es claridad.
La idea de que un poco de disciplina resolvería todos tus problemas está profundamente enraizada en nuestra cultura. La perseverancia, el valor y la fuerza de voluntad son esenciales para el éxito, pero la manera de mejorar estas cualidades no consiste en desear ser una persona más disciplinada, sino en crear un ambiente más disciplinado. Uno de los métodos más prácticos para eliminar un hábito negativo es reducir la exposición a la señal que lo causa: En lugar de hacerlo obvio, debes hacerlo invisible. Elimina tan solo una señal y el hábito completo se desvanece. Entre más atractiva es una oportunidad, mayor es la posibilidad de que se convierta en un factor de formación de hábitos. Con frecuencia seguimos los hábitos de nuestra cultura sin pensar ni cuestionar nada (todos quieren pertenecer), y muchas veces, sin recordarlo. Imitamos los hábitos de tres grupos en particular: De las personas cercanas, de los grupos numerosos y de los exitosos. Naturalmente nos sentimos atraídos hacia los comportamientos que nos permiten ganar respeto, aprobación, admiración y estatus. También estamos motivados a evitar conductas que reducirían nuestro estatus.
Tus hábitos actuales no necesariamente son la mejor manera de resolver los problemas que enfrentas, solamente son métodos que has aprendido a usar. Una vez que asocias una solución con el problema que necesitas resolver, empiezas a utilizarla repetidamente. Nuestro comportamiento depende enormemente de cómo interpretamos los sucesos que ocurren a nuestro alrededor, no necesariamente de la realidad objetiv. Cada una de estas predicciones tiene como consecuencia un sentimiento. Los sentimientos y las emociones transforman las señales que percibimos y las predicciones que hacemos y las convierten en una señal que podemos aplicar. Nos ayudan a explicar qué estamos sintiendo en un momento dado. Nuestros sentimientos y emociones nos indican si mantenemos el estado en el que estamos o si realizamos un cambio. Los neurólogos han descubierto que cuando las emociones y los sentimientos están afectados, perdemos la capacidad de tomar decisiones. Cuando esto sucede, no tenemos señales que nos indiquen qué debemos conseguir y qué debemos evitar. Los hábitos son atractivos cuando los asociamos con sentimientos positivos. Puedes lograr que los hábitos difíciles sean más atractivos si aprendes a asociarlos a experiencias positivas. Replantear tus hábitos para resaltar sus beneficios sobre sus desventajas, es una manera sencilla de reprogramar tu mente y lograr que un hábito se vuelva más atractivo. Simplemente tienes que practicar la manera de asociar tus hábitos con algo que disfrutes, luego puedes usar esa señal cuando necesites un poco de motivación.
Estamos tan enfocados en descubrir la mejor manera de hacer algo que en realidad nunca ponemos manos a la obra. Planear, establecer estrategias y aprender es bueno, nos hace sentir que estamos progresando sin necesidad de correr el riesgo a fracasar, pero no produce un resultado. Actuar es lo que te conduce a un resultado. Si quieres dominar un hábito, la clave es repetirlo , no perfecciónarlo. Repetirlo es uno de los pasos más importantes para lograr codificar un hábito en tu cerebro. Los hábitos se construyen a partir de la frecuencia con que se practican, no por cuánto tiempo se practican. La sabiduría convencional mantiene que la motivación es la clave del cambio de hábitos. Se suele decir: “Si realmente quieres algo, puedes conseguirlo”. Pero la verdad es que nuestra verdadera motivación consiste en ser perezosos y hacer lo que es más conveniente. Esto no es una estrategia absurda, sino mas bien inteligente, por que la energía es valiosa y el cerebro está programado para conservarla cuando es posible. Es parte de la naturaleza humana seguir la ley del menor esfuerzo, cuando se tiene que decidir entre dos opciones similares, naturalmente se elige la opción que requiere la menor cantidad de trabajo. Entre más dificil es el hábito, mayor es la resistencia para alcanzar el estado deseado. Este es el motivo por el cual es crucial lograr que tus hábitos sean tan sencillos de realizar que los sigas, aunque no tengas ganas. Algunos días nos sentimos con deseos de realizar el trabajo duro y otros días queremos rendirnos. La idea detrás de hacerlo sencillo no consiste en hacer solamente cosas sencillas, se trata de simplificar tanto como sea posible los hábitos que producirán una recompensa a largo plazo. Forzar tu motivación para lograr mantener un hábito difícil es como tratar de forzar el paso del agua a través de una manguera que está doblada. En lugar de tratar de vencer la resistencia, puedes reducirla. Una de las maneras más efectivas consiste en practicar el diseño del ambiente. Cuando organizas un espacio para el propósito para el que está destinado, lo estás preparando para facilitar la siguiente acción.
Los hábitos son como las rampas de entrada a las vías de alta velocidad para llegar al siguiente comportamiento. Cuando sueñas con hacer cambios, la emoción te domina de y terminas tratando de hacer demasiadas cosas en poco tiempo. La mejor manera de contrarrestar esta tendencia es usar la regla de los dos minutos, la cual establece: "Cuando empiezas un nuevo hábito, no debe tomarte más de dos minutos". Un nuevo hábito no debería parecer un reto, las acciones siguientes pueden ser desafiantes, pero los primeros dos minutos deben ser sencillos. En lugar de tratar de diseñar un hábito perfecto desde el principio, haz algo sencillo de manera consistente. Tienes que estandarizar antes de poder optimizar. Consigue que el inicio sea sencillo y el resto se dará de manera natural. Algunas veces el éxito se trata más de dificultar los malos habitos que de facilitar los buenos. Podemos hacer que los buenos hábitos sean inevitables y los malos imposibles.
El placer le enseña a nuestro cerebro que una conducta vale la pena ser recordada y repetida. Si una experiencia no es satisfactoria, tenemos pocas razones para repetirla. Las emociones positivas cultivan hábitos, las negativas los destruyen. Las primeras tres Leyes del Cambio de Conducta (hacerlo obvio, hacerlo atractivo, hacerlo sencillo) aumentan las posibilidades de que una conducta se realice. La Cuarta Ley del Cambio de Conducta (hacerlo satisfactorio) aumenta las posibilidades de que una conducta se repita; esto completa el ciclo de los hábitos. Lo que es recompensado de manera inmediata se repite. Lo que tiene consecuencias de manera inmediata se evita. Nuestra preferencia por la gratificación instantánea revela una importante verdad acerca del éxito: debido a nuestra naturaleza, la mayoría de las personas se pasarán todo el día persiguiendo pequeñas dosis de satisfacción inmediata. La gente mejor dotada para posponer la gratificación es capaz de ofrecer mejores respuestas al estrés y posee habilidades sociales superiores. Los buenos hábitos tienden a volverse valiosos solamente después de que te han proporcionado algo bueno. Este es el motivo por el que las recompensas inmediatas son indispensables. Te mantienen emocionado, mientras las recompensas retardadas se acumulan en el fondo. Esto se refiere al proceso de usar una recompensa inmediata para incrementar las probabilidades de repetir una conducta. Un hábito entre más se vuelva parte de tu vida, menos necesitarás un estímulo externo para mantenerlo. Los incentivos pueden iniciar un hábito, la identidad lo sostiene. En resumen, un hábito necesita ser disfrutable para que dure.
Sin importar cuán consistente seas con tus hábitos, es inevitable que la vida te interrumpa en algún momento. El primer error nunca es el que te arruina, es la espiral de errores repetidos que lo sigue. Perder algo una vez es un accidente, perderlo dos veces es el principio de un nuevo hábito. Cualquiera puede tener un mal día, pero la gente exitosa, cuando falla, se recupera rápidamente. Interrumpir un hábito no importa, siempre y cuando la recuperación ocurra rápido. Somos más proclives a evitar una experiencia cuando el resultado es doloroso. Si un fracaso es doloroso, se arregla, si es indoloro, se ignora. Entre más inmediato y costoso es un error, más rápido aprendes de él y menos probable es que la conducta se repita. Si quieres prevenir los malos hábitos y eliminar conductas poco sanas, añadir un costo instantáneo a la acción es una excelente manera de reducir sus posibilidades. Solemos repetir los malos hábitos porque de alguna manera nos sirven y eso hace que sean difíciles de abandonar. La mejor manera de superar este predicamento es procurar que no exista un vacío entre la acción y sus consecuencias.
El secreto para maximizar tus posibilidades de éxito es elegir el campo de competencia apropiado. Los hábitos son sencillos de realizar, y es más satisfactorio mantenerlos cuando son compatibles con tus inclinaciones y habilidades naturales. Todas las personas nacemos con distintas habilidades. Los genes no determinan tu destino; pero si determinan tus áreas de oportunidad. No cabe duda de que nuestros genes nos empujan en cierta dirección. No tienes que disculparte por estas diferencias o sentirte culpable, pero sí debes trabajar con ellas. Es importante desarrollar hábitos que funcionen para tu personalidad. No tienes que desarrollar los hábitos que todos te dicen que desarrolles. Elige el hábito que mejor te siente, no el más popular. Hay una versión de cada hábito que puede proporcionarte alegría y satisfacción. Adaptar tus hábitos a tu personalidad es un buen comienzo, pero este no es el fin de la historia. Dirijamos nuestra atención a encontrar y diseñar situaciones en las que tengas una ventaja natural. Es muy probable que disfrutes más de las cosas que se te dan fácilmente. Elige el hábito correcto y verás que el progreso se da fácilmente. Elige el incorrecto y la vida se convertirá en una lucha constante. Si no logras encontrar un juego en el que las probabilidades estén a tu favor, crea uno. Cuando no puedas ganar por ser mejor, puedes ganar por ser diferente. Un buen jugador trabaja duro para ganar el juego que todos los demás están jugando. Un jugador extraordinario crea un nuevo juego que favorece sus fortalezas y evita sus debilidades. La especialización es una poderosa manera de superar el "accidente" de una mala genética. Entre más dominas una habilidad específica, más difícil es para los demás competir en contra tuya. Si puedes encontrar un ambiente más favorable, puedes transformar tu situación de una en la que las probabilidades están en tu contra a una donde estén a tu favor. Nuestros genes no eliminan la necesidad de trabajar duro, solamente lo hacen más claro. Nos indican a qué debemos dedicar el trabajo duro y el esfuerzo. Una vez que descubrimos nuestras fortalezas, sabemos dónde invertir nuestro tiempo y energía. La gente queda tan atrapada en el hecho de que tiene límites que raramente hace el esfuerzo que se requiere para siquiera acercarse a ellos. Hasta que no hayas trabajado tanto como aquellos a quienes admiras, no podras explicar su éxito como suerte. Elige conductas que son compatibles con tu personalidad y tus habilidades. Trabaja duro en las cosas que te son sencillas.
Los humanos experimentamos los niveles más altos de motivación cuando al trabajar en alguna tarea, está en el límite de nuestras habilidades actuales. No demasiado difícil, no demasiado sencilla. Las conductas deben permanecer novedosas para que sigan siendo atractivas y satisfactorias. Sin variedad, nos aburrimos, y el aburrimiento es tal vez el peor villano en la búsqueda del desarrollo personal. Muchos dicen cosas como: "Todo se reduce a la pasión" ó "Realmente debes querer lograrlo". Como resultado, muchos nos deprimimos cuando perdemos la concentración o la motivación porque pensamos que la gente exitosa tiene una reserva inagotable de pasión. La diferencia está en encontrar la manera de seguir adelante a pesar de los sentimientos de aburrimiento. La maestría requiere práctica, aunque entre más practicas algo, más aburrido y rutinario se vuelve. La mayor amenaza al éxito no es el fracaso sino el aburrimiento. El punto más atractivo del deseo ocurre en el lugar intermedio entre el éxito y el fracaso. Necesitas la proporción justa de "ganancia" para experimentar satisfacción y la cantidad justa de "ganas de tener algo" para experimentar deseo. Trabajar en desafíos de dificultad manejable es una buena manera de mantener las cosas interesantes. Ningún hábito es interesante por siempre; habrá días en que te sentirás tentado a renunciar, pero seguir adelante cuando te resulta fastidioso, doloroso o desgastante, es lo que hace la diferencia entre los profesionales y los aficionados.
Los beneficios de los hábitos tienen un costo. Al principio, cada repetición desarrolla fluidez, velocidad y destreza. Pero conforme el hábito se vuelve automático, te vuelves menos sensible a la retroalimentación. Cuando puedes hacer algo "suficientemente bueno" estando en piloto automático, dejas de pensar en cómo hacerlo mejor. La ventaja de los hábitos es que aprendemos a hacer cosas de manera automática sin tener que pensar. El inconveniente de los hábitos es que te acostumbras a hacer las cosas de cierta manera y dejas de poner atención a los pequeños errores. No puedes repetir algo ciegamente y esperar convertirte en alguien excepcional. Los hábitos son necesarios, pero no bastan. Es necesaria una combinación de hábitos automáticos y práctica deliberada. La maestría es el proceso de conenctrarte en una acción necesaria para el exito, repetirla hasta que hayas internalizado, para luego usar ese nuevo hábito como base para avanzar hacia la siguiente frontera de tu desarrollo personal. Cada hábito deja al descubierto el siguiente nivel de desempeño. Es un ciclo interminable. Cuando tu identidad trabaja en tu contra, crea un tipo de "orgullo" que te impulsa a negar tus puntos débiles y evita que crezcas. Este es uno de los más grandes inconvenientes de construir hábitos. Entre más sagrada sea una idea (entre más profundamente esté vinculada a nuestra identidad), más fuertemente la defenderemos de la crítica. Entre más permitas que una sola creencia te defina, menos serás capaz de adaptarte cuando la vida te presente desafíos. Cuando te aferras demasiado a una identidad, te vuelves frágil. Si pierdes una cosa, te pierdes a ti mismo. La clave para mitigar estas pérdidas de identidad consiste en redefinirte a ti mismo de tal manera que mantengas importantes aspectos de tu identidad incluso si tu rol particular cambia. Cuando se elige de manera efectiva, una identidad puede ser flexible en lugar de debilitadora.
El santo grial del cambio de hábitos no es un 1% de mejora, sino mil cambios de un 1%. Un cúmulo de hábitos atómicos en pila. Con las Cuatro Leyes del Cambio de Conducta, tienes una serie de herramientas y estrategias que puedes usar para construir mejores sistemas y moldear mejores hábitos. Algunas veces un hábito será difícil de recordar, entonces necesitarás hacerlo obvio. Otras veces no sentirás deseos de empezar a realizarlo y tendrás que hacerlo atractivo. En muchos casos, pensarás que es muy complicado y tendrás que hacerlo sencillo. Y algunas veces no tendrás deseos de mantenerlo, así que tendrás que hacerlo satisfactorio. Por otro lado tus malos hábitos hacerlos invisibles, poco atractivos, difíciles e insatisfactorios. Este es un proceso continuo. El secreto para obtener resultados que duren consiste en nunca dejar de hacer mejoras. Ese es el poder de los hábitos atómicos. Pequeños cambios..
El tesoro de "La Conciencia sin Fronteras"
Hábitos Átomicos, es uno de esos libros que son muy populares, altamente recomendado y/o difundido entre emprendedores y en el mundo del coaching, que me generaba un gran interes leerlo, pero al mismo tiempo, tenia ciertas reticencias debido a prejuicios acerca de lo que podria encontrarme ¿Te ha pasado algo similar?. Me paso anteriormente con otros libros como: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, El monje que vendio su ferrari y Gente Tóxica. Somos seres de hábitos, una gran cantidad de ellos los hemos formado de manera inconsciente con lo que hemos observado, con los que hemos escuchado, y con los que nos han enseñando en el entorno en que crecimos. Tenemos una cierta tendencia a seguir los hábitos que a otros les funcionan, y por eso mi temor era encontrar en este libro una lista de cuales son aquellos habitos que debemos de seguir para tener éxito en la vida. Pero hábitos atómicos no es un libro que pretenda establecer cuáles hábitos debes o tienes que tener para mejorar algo en tu vida, si no mas bien enseña cual es la manera en que podemos formar hábitos de forma consciente, y es aqui en donde radica el tesoro de “Habitos Atómicos”. No importa que hábitos decidas implementar en tu vida, lo que importa es que esten en sintonia con lo que quiere lograr en tu vida. Sin dejar de lado que antes de comenzar a formar hábitos, es importante primero ser consciente de cuales son nuestros hábitos actuales, más allá de que los juzguemos como bueno o malos, tomar consciencia de que nos aportan o que buscamos por medio de ellos (seguridad, placer, etc), y de esa manera determinar cuales nos funcionan realmente, y determinar que hábitos puedo desarrollar para sustituirlos.
“Los hábitos que en un principio pueden parecer pequeños y poco significativos, se transformarán en resultados extraordinarios si tienes la voluntad de mantenerlos durante varios años. La calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros hábitos. Si mantienes los mismos hábitos que tienes ahora, tendrás resultados equivalentes. Si mejoras tus hábitos, cualquier cosa es posible. Los hábitos son el interés compuesto de la superación personal”
Ahora es tu turno: ¿En qué nivel del espectro te encuentras? cuéntamelo en comentarios.
Gracias por leerme, si te ha gustado compártelo
Videos relacionados:
"Encontrarte a ti mismo, por ti mismo"
Redes sociales:
Facebook:
Comments