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El ego



"La Biblia afirma repetidamente que debes alabar a Dios. Esto no quiere decir que debas decirle cuán maravilloso es. Dios no tiene un ego con el que aceptar tal alabanza, ni percepción con qué juzgarla." - Un Curso de Milagros

¿Qué es el ego?


La Biblia narra en sentido metafórico el momento el que el ego fue fabricado, cuando Adan y Eva comen el fruto del arbol prohibido, que fue la forma metafórica para expresar que Adan y Eva comieron del árbol del conocimiento, y la manzana simboliza el pensamiento de que es posible crear separados de Dios. Por lo tanto, el ego ha sido creado como resultado de haber negado al Padre, es decir, el ego es el pensamiento de que estas separado de Dios, de tus hermanos, y de todo lo que deseas en la vida. El esgo es una idea falsa sobre quienes somos, es el falso "yo". Es todo aquello que suponemos que somos, la base desde la que actuamos todo el tiempo. El símbolo de un "yo" limitado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte. Todo sistema de pensamiento es verdadero o falso, todos sus atributos se derivan naturalmente de lo que es. Únicamente los Pensamientos de Dios son verdaderos, por lo tanto, el sistema de pensamiento del ego es falso.


"Tu ego no puede impedir que Dios resplandezca sobre ti, pero sí puede impedirte que le dejes resplandecer a través de ti." - Un Curso de Milagros

Como se forma el ego

1. Nacimiento:

En la fase intrauterina aún no hay conciencia de individuo, simplemente se es parte de un sistema mayor. Nacemos fundidos en una unidad con el entorno hasta los nueve meses siguientes al nacimiento. Este estado es equiparable al estado conocido como el "Edén". Caracterizado por la conexión con un entorno de seguridad, realización y una sensación de omnipotencia.



2. Infancia y niñez:

Al finalizar el primer año de vida, empezamos adquirir cierta continuidad en nuestro estado de conciencia. Empezamos a reconocernos como individuos, separado de nuestro cuidador. Análogamente, equivale a que los contenidos de su conciencia al principio se estructuran como islas desconectados entre sí. Con el paso de los años, estas islas se irán conectando finalmente entre ellas y haciendo posible una cierta orientación del niño en el mundo externo. Hasta los cuatro años de edad, el cerebro de los niños opera en frecuencias de ondas delta, es decir, funciona a un nivel inconsciente. Asumen e integran la información que reciben de una manera prácticamente hipnótica y sin filtros. Los aprendizajes adquiridos en esta etapa son muy difíciles de desafiar y modificar, por que representan su "verdad" a un nivel muy profundo. Esta fase se caracteriza por un mundo definido por los instintos, los sentimientos y las sensaciones, en el que no hay límites alrededor del "yo". El ego poco a poco va emergiendo y comienza a dar forma al arquetipo de la madre. La madre en esta fase representa la nutrición, la contención y la protección.




3. La persona y la sombra

Con el fin de consumar la creación de un ego consistente que permita al niño diferenciarse de la madre y crear una personalidad propia, en esta etapa entra en conflicto con la madre y comienza a percibirla como la "madre terrible". Esta fase es un proceso que prepara al psiquismo para proseguir con su crecimiento y adentrarse en el estadio patriarcal del desarrollo de la conciencia, donde tendrá especial relevancia el arquetipo "padre". Suele producirse entre los tres y los cinco años de edad, dependiendo del ritmo de maduración del niño. Durante esta fase, el ego representa la totalidad de la personalidad. Significa el nacimiento psicológico del individuo. Con el fin de facilitar la adaptación social del niño, las vivencias que experimenta van conformando dos constructos psicológicos generados por el ego: la persona y la sombra. La "persona" se constituye como una "máscara social", permite al niño adaptarse a la vida colectiva sin distorsionar la convivencia. Incluye lo que queremos mostrar y todo lo que queremos ser. Todos aquellos aspectos de la personalidad que no queremos ser son excluidos del ámbito de la "persona" y pasan al ámbito de la "sombra". A lo largo de nuestra vida, nuestra sombra lucha por mostrarse, pero es reprimida continuamente por la persona.


4. Adolescencia:

La adolescencia representa para el individuo la culminación de la formación del ego. La pubertad intensifica de forma temporal la influencia del inconsciente colectivo, en este caso alejado de los arquetipos padre y madre. Esta fase se centra en convertirnos en personas autónomas dentro de un sistema. Queda muy atrás la conexión con la totalidad de la psique y el ego es el centro psíquico del individuo. La figura arquetípica del padre queda en un segundo lugar y da paso a las figuras arquetípicas que hacen referencia al elemento masculino que se encuentra en la mujer (ánimus), y al elemento femenino que se encuentra en el hombre (ánima). Esta fase pone en primer plano una de las tareas más relevantes en la primera mitad de nuestra vida: la elección de pareja. El ego asume su papel como órgano central de la conciencia y se erige como portador definitivo de la personalidad total.



5. Adultez temprana:

Durante la adolescencia y adultez temprana aparece la conciencia patriarcal, donde los individuos se separan y desarrollan un sentido de identidad individual a partir de la cual surge una estructura nueva con sus propias creencias. Los individuos en esta fase se caracterizan por la acción, la voluntad, el análisis, la lucha y la competición. Dejamos atrás a nuestros padres y nos focalizamos en diferenciarnos de los demás. En la adultez temprana, el individuo se centra en crear una familia y acceder a una posición social estable. A los cuarenta años de edad, el desarrollo humano toma otra dirección. La persona ha estado simplemente viviendo sus experiencias y, ahora empieza a reflexionar sobre ellas así como del sentido de su propia existencia. Este hecho suele despertar en nuestor interior una sensación de vacío existencial y de falta de propósito en la vida. Esta sensación supone la entrada a la siguiente fase: la crisis de la edad media. En la primera fase de nuestras vidas se produce un proceso de individuación inconsciente, es decir, una construcción de nuestra personalidad que poco a poco nos va desconectando de la totalidad, del "sí mismo" o self. Sin embargo, en la segunda mitad de nuestras vidas se realiza el proceso contrario. Es como deshacer el camino andado para volver al lugar de origen, a la totalidad de nuestra personalidad. A este proceso lo conocemos como individuación consciente. Es importante destacar que, para desarrollar un ego plenamente equilibrado, es necesario romper la identificación con nuestros padres. Cuando las necesidades profundas de la infancia quedan insatisfechas, seguimos arrastrando a nivel psicológico aspectos de nuestro padre o de nuestra madre.



¿Cuál es la dinámica del ego?


El ego es aquella parte de la mente que cree que lo que define tu existencia es la separación. Es la creencia de la mente según la cual tiene que valerse completamente por sí misma. El ego cree que tiene que valerse por sí mismo para todo, lo cual no es más que otra forma de describir cómo cree que él mismo se originó. Su propósito es estar separado, ser auto-suficiente e independiente de cualquier poder que no sea el suyo propio. Por eso es por lo que es el símbolo de la separación. El deseo del del ego es separar, su propósito es infundir miedo porque sólo los que tienen miedo pueden ser egoístas. Para el ego, Dios es “otro”, algo diferente y separado de sí mismo. La más seria amenaza para el ego es que te des cuenta de que cualquier cosa que parezca separarte de Dios es únicamente miedo, por lo que busca minimizarlo pero no deshacerlo. Lo que menos quiere el ego es que te des cuenta de que le tienes miedo, de hecho permite que te consideres altanero, incrédulo, frívolo, distante, superficial, insensible, despegado e incluso desesperado, pero no permite que te des cuenta de que realmente tienes miedo. No le tengas miedo al ego, el depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. El ego es la negación del libre albedrío. Estar fatigado es estar des-animado, más estar inspirado es estar en el espíritu. Ser egocéntrico es estar des-animado, más estar centrado en Sí Mismo, en el buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el espíritu

1. Identificarte con el ego (la personalidad y el cuerpo)

El ego lo que hace es conformar una identidad e identificarte con el ego es atacarte a ti mismo y empobrecerte. Todo el mundo inventa un ego o un "yo" para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad. También inventas un ego para cada persona a la que percibes. El cuerpo es el ídolo del ego, la creencia en el pecado hecha carne y luego proyectada afuera. Cualquier sistema de pensamiento que confunda a Dios con el cuerpo no puede por menos que ser demente, sin embargo esa confusión es esencial para el ego. Trata de ocultar no sólo los impulsos "inaceptables" del cuerpo, sino también los Pensamientos de Dios, ya que ambos suponen una amenaza para él. El cuerpo es el hogar que el ego ha elegido para sí, esta es la única identificación con la que se siente seguro, ya que la vulnerabilidad del cuerpo es su mejor argumento de que tú no puedes proceder de Dios. El ego vive literalmente a base de comparaciones, la igualdad es algo que está más allá de lo que puede entender. Hacer comparaciones es necesariamente un mecanismo del ego, el amor nunca las hace.


2. Resistencia al cambio

El ego puede aceptar la idea de que es necesario retornar (a Dios) porque puede con gran facilidad hacer que ello parezca difícil. Cree que si no cambiamos, si las cosas no cambian alcanzaras la paz. Los que creen estar separados siempre temen cambiar porque no pueden concebir que los cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. El ego siempre busca explicaciones, se pregunta ¿por qué? ¿qué?; ¿cómo? ¿con quién? pero nunca se pregunta ¿Para qué? ¿Qué propósito tiene esto?. La tendencia típica del ego de estar continuamente ocupado con nimiedades. Obstaculiza el aprendizaje embarcándose en problemas diseñados de tal manera que su resolución sea imposible.



3. Mentalidad de Carencia

Sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser. verdaderamente caritativos. Para el ego dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. "Dar para obtener" es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. Por lo tanto; está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen. Lo que el ego da nunca emana de una sensación de abundancia porque él fue engendrado precisamente como un sustituto de ésta. Atribuye valor únicamente a aquello de lo que se apropia; posees aquello de lo que te apropias. De acuerdo con esa ley, la pérdida de otro es tu ganancia, y por consiguiente, no reconoce el hecho de que nunca puedes quitarle nada a nadie, excepto a ti mismo. Todo lo que el ego te dice que necesitas te hará daño, por lo tanto no te preguntes a ti mismo qué es lo que necesitas, pues no lo sabes, y lo que te aconsejes a ti mismo te hará daño. El ego entabla relaciones con el solo propósito de obtener algo, pues cree realmente que puede obtener algo y conservarlo haciendo que otros se sientan culpables. Esto es cierto tanto en el caso de los apetitos corporales como en el de las llamadas "necesidades más elevadas del ego". El ego considera al cuerpo como su hogar, y trata de satisfacerse a sí mismo a través de él. Pero la idea de que eso es posible es una decisión de la mente, que está completamente confundida acerca de lo que realmente es posible. En el lenguaje del ego, "tener" y "ser" significan dos cosas distintas. El Espíritu Santo sabe que lo "tienes" todo y que lo "eres" todo. Cualquier distinción al respecto es significativa solamente cuando la idea de "obtener", que implica carencia, ha sido previamente aceptada.



4. Ataque

El ego siempre ataca en defensa de la separación. El ego cree que el poder, el entendimiento y la verdad radican en la separación, y que para establecer esta creencia tiene que atacar. La proyección no es más que un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separado de ellos. El cuerpo, al servicio del ego, puede hacer daño a otros cuerpos, pero eso no puede ocurrir a no ser que ya se le haya confundido con la mente. El ego siempre proyecta sus mensajes fuera de ti, al creer que es otro y no tú el que ha de sufrir por tus mensajes de ataque y culpabilidad. E incluso si tú sufres, el otro ha de sufrir aún más. El ego se alimenta del dolor, del sufrimiento, la culpabilidad, la queja, la crítica, el juicio. El Espíritu Santo nunca exige sacrificios, el ego, en cambio, siempre los exige. De una forma u otra, toda relación que el ego entabla está basada en la idea de que sacrificándose a sí mismo él se engrandece. Los que se sienten culpables esperan ser atacados, y habiendo pedido eso, se sienten atraídos por el ataque. El ego se concentra en el error y pasa por alto la verdad. Uno de los principales dogmas de la descabellada religión del ego es que el pecado no es un error sino la verdad, y que la inocencia es la que pretende engañarnos. La forma del error es lo único que atrae al ego. no trata de ver si esa forma de error tiene significado o no, pues es incapaz de reconocer significados. Su plan consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. ¿cómo vas a poder pasar por alto aquello a lo que has otorgado realidad? Al verlo claramente, le has otorgado realidad y no lo puedes pasar por alto.


5. El Tiempo

Para el ego el pasado es importantísimo, y, en última instancia, cree que es el único aspecto del tiempo que tiene significado. Considera que el presente es tan sólo una breve transición hacia el futuro, en la que lleva el pasado hasta el futuro al interpretar el presente en función del pasado. El "ahora" no significa nada para el ego, el presente tan sólo le recuerda viejas heridas, y reacciona ante él como si fuera el pasado. El único propósito que el ego percibe en el tiempo es que bajo su dirección, haya continuidad entre pasado y futuro, y que el presente quede excluido a fin de que no se pueda abrir ninguna brecha en su propia continuidad. El único tiempo que el ego le permite contemplar a cualquiera con ecuanimidad es el pasado. Tal como el ego usa el tiempo, es imposible librarse del miedo.


6. Relaciones especiales

Cada vez que te enfadas, puedes estar seguro de que has entablado una relación especial que el ego ha "bendecido", pues la ira es su bendición. La ira no es más que un intento de hacer que otro se sienta culpable, y este intento constituye la única base que el ego acepta para las relaciones especiales. Estar con un cuerpo no es estar en comunicación, y si crees que lo es, te sentirás culpable con respecto a la comunicación. Lo más curioso de todo es el concepto de "yo" que el ego fomenta en las relaciones especiales, buscando relaciones para completarse a sí mismo. Pero cuando encuentra la relación especial en la que piensa que puede lograrlo, se entrega a sí mismo y trata de "intercambiarse" por el yo del otro. Eso no es unión, con ello no hay aumento ni extensión. Ese otro "yo mejor" que el ego busca es siempre uno que es más especial. Cuando ambos miembros de la relación especial ven en el otro ese "yo"especial", el ego ve una unión bendecida en el Cielo.



7. La muerte

El ego tiene un marcado interés por la enfermedad. Si estás enfermo, ¿cómo podrías refutar su firme creencia de que no eres invulnerable? La enfermedad es una forma de demostrar que puedes ser herido. Cuando el ego te tiente a enfermar no le pidas al Espíritu Santo que cure al cuerpo; eso no sería sino aceptar la creencia del ego de que el cuerpo es el que necesita curación. Pídele que te enseñe cómo percibir correctamente el cuerpo, pues lo único que puede estar distorsionado es la percepción. Él ego te quiere ver muerto, pero él no quiere morir. Te habla del Cielo, pero te asegura que el Cielo no es para ti.


Las seis convicciones del EGO


1. Soy lo que tengo. Lo que poseo me define.

2. Soy lo que hago. Lo que consigo me define.

3. Soy lo que los demás piensan de mí. Mi reputación me define.

4. Estoy separado de todos los demás. Mi cuerpo me define como ser único.

5. Estoy separado de todo lo que me falta en la vida, MÍ espacio vital está desconectado de mis deseos.

6. Estoy separado de Dios. Mi vida depende de la evaluación de mis méritos por parte de Dios.


“Encontrarte a ti mismo, por ti mismo”


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