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Doce rasgos de la espiritualidad



Si lo que deseas es comenzar a vivir una realidad mágica (post: como vivir una realidad mágica), es imprescindible que te conviertas en un ser espiritual, si ese es tu propósito, a continuación de comparto 12 rasgos de la espiritualidad para que los cultives:


1. Trasciende los sentidos

El ser NO espiritual vive exclusivamente dentro del marco de los cinco sentidos, en la creencia de que sólo existe aquello que se puede ver, tocar, oler, oír o gustar. El ser espiritual tiene la certeza de que más allá de sus cinco sentidos, existen otros con los que es posible experimentar el mundo físico. Tal vez no eres capaz de percibirlo a través de tus cinco sentidos, pero sabes que eres un alma que habita un cuerpo, que tu alma carece de límites, que desafía al nacimiento y a la muerte. No se rige por las reglas y normas que gobiernan el universo físico. Ser espiritual significa permitirse la posibilidad de ser multisensorial.



“Las experiencias del hombre multisensorial son menos limitadas que las del hombre pentasensorial. Proporcionan más oportunidades para el crecimiento y el desarrollo y también más oportunidades para eludir dificultades innecesarias” - Gary Zukav (The Seat of the Soul)

2. - Nunca estás solo

El ser espiritual sabe que nunca está solo, el ser NO espiritual cree que lo esta. Un ser espiritual sabe que cuenta en todo momento con maestros y guía divina. Si tenemos la certeza de que somos un ser habitando un cuerpo, siempre podremos recurrir a la parte eterna e invisible de nuestro ser en busca de ayuda. Para el ser no espiritual, tenemos solo una vida que vivir y nadie tiene espíritu dentro o fuera, este universo es puramente físico, y el propósito consiste en manipular y controlar el mundo físico de todas las maneras posibles. El ser espiritual ve en el mundo físico un campo donde crecer y aprender, con el propósito específico de servir y evolucionar hacia niveles más elevados de amor. Los seres no espirituales aceptan la existencia de Dios o una divinidad como una fuerza que se encuentra en el exterior, un poder aparte. Los seres espirituales al estar en contacto con su propia guía divina, saben que no están solos y que pueden recurrir a esa guía para hacer milagros en sus vidas.



3. El poder interior

El ser No espiritual se consagra al poder exterior. El ser espiritual busca el poder interior. El poder exterior se basa en el dominio y control del mundo físico. Es el poder de la guerra, de las leyes, de las organizaciones y de los negocios. Es el intento por controlar todo lo externo. El ser espiritual, se consagra a elevarse y elevar a los demás a niveles cada vez más altos de conciencia y realización. No contempla el uso de la fuerza sobre los demás, no está interesado en acumular poder, tan solo busca ayudar, vivir en armonía y experimentar la realidad mágica. Se trata del amor, un poder que no juzga. No hay en este poder hostilidad ni ira. El objetivo es aprender a vivir en el mundo aun cuando los demás tengan diferentes puntos de vista sin la necesidad de controlarlos o vencerlos. Una mente en paz, es más fuerte que ninguna fuerza física del universo. Filosofías como la del aikido y las artes marciales de Oriente se basan en convertirse en uno con esa energía externa a fin de eliminar la amenaza. El poder auténtico consiste en rendirse ante lo amoroso, armonioso y bueno que existe en nosotros y no permitir la presencia de enemigos en nuestra conciencia. Una vez que no tengas la necesidad de dominar a los demás o controlar el entorno que te rodea, habrás desplazado tu interés desde el poder exterior al poder interior. El poder interior no te reduce al servilismo o a ser víctima de los demás. Todo lo contrario, te darás cuenta de que no percibes a los demás como agresores potenciales. La ausencia de tu necesidad por demostrar cuán grande es tu poder te dará la oportunidad de dar poder a otros. No pedirás nada de los demás, no porque seas orgulloso u omnipotente, sino porque serás una luz para ti mismo.



4. Vivir desde la unidad

El ser NO espiritual se siente separado y distinto a los demás. El ser espiritual sabe que está unido a los demás y vive como si cada persona con quien se encuentra compartiera con él la condición humana. Cuando una persona se siente separada se vuelve egocéntrica y mucho menos preocupada por los problemas ajenos. A menudo siente que los demás se interponen en su camino o intentan conseguir lo que él desea, por lo que debe “competir” con los demás para lograrlo antes que ellos. El ser espiritual sabe que estamos relacionados y es capaz de percibir a Dios en cada persona con la que establece contacto. Sentirse conectado elimina gran parte del conflicto interior que experimenta el ser no espiritual, que juzga constantemente a los demás, los etiqueta según su aspecto físico y su conducta, encuentra el modo de ignorarlos o aprovecharse de ellos para su propio beneficio. Relacionarse elimina la necesidad de conflicto y confrontación. El ser espiritual piensa: “La forma en que trato a los demás es esencialmente el modo en que me trato a mi mismo, y viceversa”. “Ama a tu prójimo como a tí mismo” tiene un significado claro para el ser espiritual. Juzgar es imposible cuando nos sentimos unidos a los demás, por que se tiene la certeza de que nuestros juicios no pueden definirlos.



5. Los pensamientos crean la realidad

El ser NO espiritual cree exclusivamente en una interpretación de la vida basada en causas y efectos. Si planta una semilla (causa), verá el resultado (efecto). Si tiene hambre, buscará alimento. Es una forma de pensar y un comportamiento racional y lógico, para cada acción hay una reacción igual y opuesta. El ser espiritual sabe que hay un poder superior que actúa en el universo, más allá de una simple relación de causa y efecto. Sabe que con nuestros pensamientos creamos la realidad. Pensamientos y creencias son milagros en sí mismos, y las únicas herramientas que tenemos para procesar este mundo físico. Desafían la lógica de causa y efecto, ya que nuestros pensamientos no parecen proceder de ninguna parte.



"Yo no sé distinguir entre la vigilia y el sueño. ¿Acaso no vivimos siempre la vida que imaginamos vivir?" - Henry David Thoreau

6. Vivir con propósito

El ser NO espiritual está motivado por los logros, el rendimiento y las adquisiciones. Para él, lo importante es aprender con el fin de ascender y adquirir posesiones. En el deporte el propósito es la competición. Mide el éxito con etiquetas como la posición, el rango, las cuentas de banco y las recompensas. Todo esto forma parte importante de nuestra cultura y no son desde luego de despreciar, sin embargo no constituyen el eje en torno al cual se mueve la vida del ser espiritual. El ser espiritual está motivado por la ética, la serenidad y la calidad de vida. El éxito lo alcanza como consecuencia de vivir con propósito, no por el rendimiento o las adquisiciones, sabe que contará con ellas en cantidades suficientes y que llegan como consecuencia de una vida con propósito. Sabe que vivir con un propósito supone servir con amor. No significa que sea necesario convertirse en un santo que dedica su vida a cuidar de los desheredados para ser espiritual. Lo único que hay que saber es que la auténtica medida de una vida exitosa no estará en lo que se acumula, sino en lo que se da a los demás. El ser espiritual sabe que llegó al mundo sin nada material y que se irá del mismo modo. Lo único que puede hacer por tanto es dar de lo que tiene en este instante metafísico que llamamos su vida. Si bien puede alcanzar altos niveles e incluso adquirir muchas posesiones, esto no representa la motivación que guía su vida. No se puede conocer la realidad mágica cuando el objetivo es conseguir más para sí mismo, especialmente si ello es a costa de los demás.



"El fruto del amor es el servicio, que es compasión activa. La religión no tiene nada que ver con la compasión, lo que importa es nuestro amor a Dios, ya que hemos sido creados con el único propósito de amar y ser amados" - La madre Teresa de Calculta (For the Love of God)

7. La meditación

El ser NO espiritual no tiene un lugar en su conciencia para la práctica de la meditación. La idea de mirar hacia dentro y estar sentado solo durante un periodo de tiempo - repitiendo un mantra, vaciando la mente y buscando respuestas en concordancia con el yo superior - está al borde de la locura. Para estas personas, las respuestas se buscan trabajando duro, luchando, perseverando, fijándose metas, alcanzando esas metas para luego fijarse otras y compitiendo en un mundo salvaje. El ser espiritual conoce el enorme poder de la práctica de la meditación. Sabe que le vuelve más alerta y le capacita para pensar con mayor claridad. Conoce el efecto muy especial que tiene en el alivio del estrés y de la tensión. Las personas espirituales saben, porque han estado allí y lo han experimentado de primera mano, que se puede obtener guía divina alcanzando la paz y la tranquilidad y pidiendo respuestas. El ser no espiritual percibe como una huida de la realidad lo que, para el ser espiritual, es una introducción a toda una nueva realidad, una realidad que incluye una apertura en la vida que llevará a los milagros.



"Todas las desdichas del hombre derivan del hecho de que no es capaz de estar sentado tranquilamente, solo, en una habitación" - Pascal

8. La intuición.

Para el ser NO espiritual el concepto de intuición se reduce a simples corazonadas, a la suerte ocasional y accidental. Ve la intuición como algo totalmente impredecible y que se produce al azar. Por lo general la rehúye o desdeña en favor de un comportamiento habitual. Para la persona no espiritual, la intuición no es algo a lo que hay que prestar más atención. Para el ser espiritual, la intuición es una guía, incluso la considera como la voz de Dios, por lo que nunca la toma a la ligera o pasa por alto esta percepción interior. Sabes por experiencia propia que cuando la ignora lo lamentará o tendrá que aprender a las duras. El ser espiritual se esfuerza por ser cada día más consciente de su intuición. Presta atención a los mensajes invisibles y sabe que hay en ellos algo que es mucho más que una simple coincidencia. No se limitan exclusivamente al funcionamiento de sus cinco sentidos. De ahí que presten atención a todos sus pensamientos.



9. El poder antes que la fuerza

El ser NO espiritual odia el mal y está decidido a erradicar lo que cree malo. Está siempre luchando contra aquello que cree maligno. Sabe lo que odia, y lo que percibe como mal le provoca un gran malestar. Gasta la mayor parte de su energía, tanto mental como física, en usa la fuerza (luchar) contra todo lo que percibe como malo o malsano. El ser espiritual sabe odiar y combatir le debilita, por eso no organizan sus vidas para el combate. No están en contra del hambre, están en favor de dar hacer algo para cambiar la situación. Trabajan en aquello de lo que están en favor (poder) en lugar de combatir (fuerza) aquello de lo que están en contra. Luchar contra el hambre debilita al que combate, solo le provocan ira y frustración, mientras que trabajar para que la población esté bien alimentada le da poder. Los seres espirituales no están contra la guerra, sino en favor de la paz, y dedican sus energías a trabajar por ella. No hacen la guerra a las drogas o la pobreza, porque las guerras requieren guerreros y combatientes y no es así como se solucionan los problemas. Los seres espirituales están en favor de una juventud bien educada, que sepa cómo estar eufórica, vital y alegre sin necesidad de recurrir a sustancias externas. Trabajan para ayudar a los jóvenes a conocer el poder de su mente y cuerpo. No luchan contra nada. Todo aquello que combatimos nos debilita. Todo aquello que defendemos nos da poder. La realidad mágica se producirá en tu vida cuando hayas eliminado el odio que pueda haber en ella, incluso el odio que sientas contra el odio.



10. La vida es lo importante

La persona no espiritual no tienen ningún sentido de responsabilidad en relación con el universo, y no ha desarrollado por lo tanto una veneración por la vida. Como dice Zukav, el ser no espiritual cree «que nosotros somos conscientes y el universo no». Cree que su existencia terminará con esta vida y que no es responsable ante el universo. El ser no espiritual se ha vuelto arrogante. El ser espiritual siente veneración por la vida, no pierde de vista que en toda forma de vida se encuentra Dios, tiene un sentimiento de responsabilidad frente al universo. Respeta fervientemente la vida y el hecho de poseer una mente con la cual puede procesar el universo físico. Es un enfoque delicado y amable hacia todo cuanto existe en nuestro mundo, un reconocimiento de que la Tierra misma y el universo más allá de ella poseen una conciencia, de que nuestra vida, de alguna manera invisible, está relacionada con toda la vida actual y pasada. La inteligencia invisible que impregna toda forma es parte de nosotros y, así, sentir veneración por toda forma de vida es saber que hay un alma en todo. Esa alma merece ser honrada.



11. El perdón

El ser NO espiritual se encuentra lleno de hostilidad y necesidad de venganza. El ser espiritual sabe que todos los maestros espirituales han hablado de la importancia del perdón. He aquí algunos ejemplos sacados de nuestras principales enseñanzas religiosas:


Judaísmo: lo más hermoso que puede hacer un hombre es olvidar el mal.

Cristianismo: Pedro se acercó entonces a él y dijo: “Señor, ¿cuántas veces tendrá que pecar mi hermano contra mí, y yo perdonarlo? ¿Acaso siete veces?”. Y Jesús le dijo: “Te digo que no siete veces, sino setenta veces siete”.

Islam: perdona al criado setenta veces al día.

Sijismo: allí donde hay perdón está presente Dios.

Taoísmo: recompensa el agravio con bondad.

Budismo: el odio Jamás disminuye por el odio, sólo disminuye por el amor: he aquí una ley eterna.


No podemos profesar una fe determinada y luego comportarnos de manera incongruente con sus enseñanzas. El perdón es un acto del corazón. Si llenas tu yo interior e invisible de amargura y deseo de venganza hacia los demás, no quedará en él espacio para la armonía y el amor necesarios para experimentar la realidad mágica en tu vida. De una postura de odio hacia los demás saldrá más odio y falta de armonía. Es evidente que no se pueden manifestar milagros en ningún área de la vida cuando se está inmerso en una negatividad tan grande como son el odio y el deseo de venganza hacia una persona o una cosa. Perdonar a los demás es el componente esencial de una de las oraciones más citadas de la religión cristiana: “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. El ser espiritual sabe que esto no son simplemente palabras vacías para recitar en un ritual antes de acostarse. Constituyen, en efecto, un ingrediente necesario para convertirse en un ser espiritual.



12. Los milagros

El ser no espiritual cree que hay limitaciones reales y, aunque pueda haber pruebas de la existencia de los milagros, las ven como acontecimientos fortuitos que viven algunos afortunados. Los considera como accidentes y, por lo tanto, no tiene ninguna fe en su propia capacidad para participar en el proceso de hacer milagros. El ser espiritual cree en los milagros y en su propia capacidad única para ser guiado con amor y conocer un mundo de realidad mágica. Sabe que los milagros son muy reales, Cree que las fuerzas que han creado milagros para otros siguen presentes en el universo y se pueden utilizar.



Estos doce rasgos de la espiritualidad requieren muy poco de tu parte, no son difíciles de entender ni requieren una preparación o adoctrinamiento largos. Pueden alcanzarse en este mismo instante. Sin importar cómo has elegido ser hasta el momento, convertirte en un ser espiritual es tu elección. No necesitas adoptar principios religiosos específicos, sólo tienes que decidir: “Así es como me gustaría vivir el resto de mi vida”. Con esta forma de compromiso interior estarás en el camino. Es muy importante que sepas que la realidad mágica es totalmente inalcanzable para aquellos que eligen la vida no espiritual. La capacidad de hacer que sucedan milagros es básicamente resultado del lado en el que te alinees, del modo en que decidas utilizar tu mente y de la fe que tengas en tu capacidad para utilizarla de modo que ello impacte el mundo físico.



"Encontrarte a ti mismo, por ti mismo"


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