En la actualidad se ha creado una subcultura del positivismo que llega a ofrecer soluciones a los conflictos de las personas en forma de mensajes superficiales, cargados de optimismo y de estética aniñada, en los que el cambio se entiende como un simple acto racional que consiste en cubrir nuestras emociones en base a la repetición de ciertas frases o actitudes.