Rompe los Patrones Familiares que te limitan
- Aarón Pérez
- 15 jun 2021
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 21 jun 2021

¿Te has sorprendido diciendo o haciendo algo que te molestaba en tu padres o algún otro miembro de tu familia?. A mi desde luego me ha pasado y estoy seguro que a ti también. Todos de algún modo, hemos sido cautivos de la red invisible que tejen los patrones familiares, heredados muchas veces de generación en generación, que nos marcaron durante la infancia y juventud, que aprendimos de nuestros padres, abuelos y las generaciones que nos precedieron. Un legado donde parece haber ciertas cosas que uno debe aceptar sin cuestionar, hasta que de pronto algo despierta en nosotros. Nos cansamos de ser rehenes de esas miradas admonitorias, de esas expectativas inscritas en el vínculo familiar. Cada familia es un clan, en la que se integra un legado emocional, un pasado, unas creencias, unas represiones y por supuesto, unos mandatos. Son muchos los juicios que perpetuamos de manera inconsciente, son tantas las historias y los secretos de las generaciones que nos preceden.
Un patrón familiar es algo más que una obligación implícita de ir a comer todos los domingos con nuestros padres por ejemplo. Hablamos sobre todo de aquellos esquemas de pensamiento que erigen ladrillo a ladrillo, gran parte de nuestro castillo emocional. Es parte de esa psicogenealogía que muchas veces actúa como auténtica limitadora del impulso vital del crecimiento. Frases o pensamientos como “no puedo equivocarme”, “debo controlar mis emociones”, “de las personas hay que desconfiar”, “si no me dan la razón es porque no me quieren”, “Miedo a no tener suficiente”. “Tener que soportar lo que nos sucede porque eso fue lo que nos tocó”. Mantener “en secreto” historias por miedo a perder la dignidad de la familia. No mostrar afecto para no perder la autoridad, por mencionar algunos ejemplos. Porque lo creamos o no, la huella de cada uno de esos mandatos intergeneracionales se inscriben a cincel y martillo en lo más hondo de nuestro inconsciente (personalidad). Es cierto que la familia puede ser un soporte que te ayude a salir adelante. Pero también familias con roles negativos que más bien, te hunden. Miles de creencias que se transmiten como patrones negativos de una generación a otra. Podemos ponerle punto final a estos ciclos viciosos familiares que han prosperado durante generaciones para que ya no puedan ejercer su influencia sobre nosotros y las generaciones futuras. Podemos cambiar si elegimos despojarnos de esas formas antiguas y obsoletas para adoptar una nueva energía amorosa consciente y comprometida. Para lograrlo tenemos que cuestionar nuestros valores, examinar seriamente cómo nuestra familia ha impactado nuestra personalidad, cómo ha influido en que dejemos de creer en nosotros y dejemos de lado nuestros sueños. Comprenderlo nos ayudará a liberarnos de esos patrones.

La psicología cognitiva es uno de los mejores enfoques para comprender este delicado entramado. Las creencias más significativas y determinantes se adquieren en la infancia a partir de las relaciones con nuestra familia. Pero también tienen un componente genético (o más bien epigenético), experiencias de estrés y miedo heredadas de generación en generación. No quiere decir que la predisposición genética determina nuestra personalidad, solo que nos predispone. Si a esto se le añade la continuidad de unos mandatos, valores, pautas y dictados puede establecerse sin duda un ciclo continuo de refuerzo recíproco. La manera en que nuestros ancestros han vivido sus relaciones, han marcado una crianza especifica, generación tras generación se vuelve un patrón de comportamiento que se vuelve común y que se repite a través de las personas y el tiempo. Mi abuela crió a mi madre de un modo parecido al que ella me crió a mí. La relación amorosa que existió y se extinguió entre mis abuelos, fue repetida entre mis padres. Factores como son los que en la actualidad no queremos repetir. No por eso quiere decir que hayan sido 100% malos o buenos, o que no tengamos que estar agradecidos con ellos. Significa más bien, que cada uno tiene que determinar el modo en quiere desarrollar su vida; y no simplemente seguir “lo que nos inculcaron”.
Estos patrones definidos tienen una fuerza muy poderosa. Se insertan en nuestra memoria incluso desde que estamos en el vientre de nuestra progenitora, y a lo largo de nuestra vida buscamos, de forma inconsciente, copiarlos o repetirlos. Es importante resaltar que este tipo de conductas las adoptamos inconscientemente. Cuando llevamos esto a nuestro lado consciente, tenemos la maravillosa oportunidad de cambiarlos conscientemente. Si realizamos un trabajo constante en nosotros mismos, tendremos la gran oportunidad de dejar eso que simplemente NO queremos repetir y configurar el modo en que nosotros queremos desarrollarnos y vivir nuestra vida.
¿Por qué repetimos patrones familiares?
De pequeños, más o menos hasta los 7 años, funcionamos como una grabadora que registra todo lo que sucede en el entorno familiar sin cuestionarlo. De esta forma muchos de los patrones de nuestros padres pasan a ser nuestros, los interiorizamos y los perpetuamos a nivel inconsciente, es decir, sin darnos cuenta. No importa si estos patrones familiares heredados son funcionales o disfuncionales, mientras los vamos interiorizando no hay un mecanismo de discernimiento lo suficientemente desarrollado que nos permita hacer una labor de descarte. Hasta que somos adultos es cuando en el mejor de los casos empezamos a cuestionarnos los patrones heredados. Es posible que en su momento nos ayudaron a sobrevivir en el entorno familiar, pero es posible que en la actualidad están saboteando tus proyectos y metas. Muchos de ellos están obsoletos y nada tienen que ver con la persona que ahora somos o deseamos ser. Un patrón tiene 3 elementos: pensamiento, emoción y acción.

1. Pensamiento
Los pensamientos que tenemos acerca de nuestro mundo circundante y nosotros mismos conforman nuestro sistema de creencias. Nuestras creencias vendrían a ser pensamientos repetitivos que han cogido mucha fuerza a base de tiempo y repetición. Las creencias dan forma y estructura a nuestra realidad interior y exterior, por este motivo no me cansaré de recalcar la importancia de revisar y reprogramar aquellas creencias que NO nos sirven.
2. Emoción
Un pensamiento aislado no tiene mucha fuerza pero un pensamiento repetitivo generará una serie de emociones, cuanto más fuertes e intensas sean las emociones (ya sean positivas o negativas), más fuerza tendrá ese pensamiento. Emoción y pensamiento no son elementos separados, están íntimamente unidos ya que muchos de nuestros pensamientos nos provocan emociones instantáneas y viceversa.
3. Acción
Nuestra forma de pensar y sentir nos lleva a realizar determinadas acciones, muchas de ellas las realizamos de forma reactiva y automática sin ser demasiados conscientes de por qué a veces actuamos de una forma cuando en realidad nos gustaría actuar de forma bien distinta.
¿Cómo romper patrones familiares?
Los patrones inculcados por nuestros padres marcan nuestro destino hasta que decidimos hacerlos conscientes. No son inamovibles, sin embargo el proceso de modificar patrones puede ser complicado. Para cambiarlos es preciso identificar esos valores impresos en nosotros hace tanto para entonces poder reemplazarlos con amor genuino, tolerancia y conciencia de lo bueno que hay. Para cambiar una creencia (patrón) tenemos que actuar en los 3 niveles (pensamiento, emoción, acción). El motivo principal por el que cuesta tanto cambiar un patrón es porque está fuertemente reforzado a lo largo del tiempo, digamos que es algo muy sólido o consolidado y poco plástico, pero afortunadamente no son inamovibles.

Fase 1: Motivación para el cambio
Es absolutamente necesario tener la suficiente convicción de que quieres cambiar el patrón disfuncional. Es importante estar motivado para generar una fuerza emocional a tu favor.
Fase 2: Detectar el patrón
Lo primero y más importante es identificar el patrón disfuncional, si puedes ponerle nombre mucho mejor, todo lo que categorizamos siempre se hace mucho más fácil de tratar y manejar. Aunque este paso parece sencillo, créeme no lo es, se requiere de una auto observación muy minuciosa y objetiva de uno mismo. Un profesional puede ayudarte a detectar tus patrones negativos mucho más rápido. Todas nuestras creencias desadaptativas están sostenidas por una (o unas pocas) creencia base o pilar, esta creencia tiene que ver con una herida emocional profunda y oculta en la vida del paciente.
Fase 3: Liberar el patrón
Busca un método que te permita liberar tu patrón. Métodos y técnicas hay muchos y muy válidos. La mejor y más completa herramienta es la que te permite actuar a nivel de pensamiento, emoción y acción. Aquí es cuando obra la magia y se experimentan cambios de forma casi instantánea. Estos cambios conllevan una nueva comprensión que lleva a una mejora emocional.
Fase 4: Instaurar un nuevo patrón más positivo
Para consolidar nuevos patrones es necesario elegir conscientemente los nuevos pensamientos donde nos queremos posicionar, estar muy atentos a nuestro estado de vibración y generar nuevos hábitos de conducta.
Ejemplo práctico: Una mujer acostumbrada a conseguir sus pequeños y grandes objetivos con mucho esfuerzo, así se lo inculcó su madre.
1. Identificar las creencias asociadas a su patrón:
“no tengo apoyo”, “tengo que hacerlo todo sola”, “la vida es un esfuerzo”, “hay que trabajar duro para conseguir lo que quieres”
2. Identificar las emociones asociadas a su patrón:
Agobio, cansancio, desamparo, apatía
3. Identificar las acciones derivadas al patrón:
Dar excesiva importancia a la acción, no delegar, no pedir ayuda, controlar en exceso, cargarse de responsabilidad
4. Liberación del patrón:
Hay que ir al origen del mismo. Para llegar al origen hay que ir a una situación concreta relacionada con su patrón de esfuerzo que le marcó. Ir al origen permite tomar consciencia y ver la concordancia entre las vivencias que se experimentaron en la infancia dentro del núcleo familiar y el patrón de esforzarse demás que había adquirido. Si no liberamos la carga emocional es difícil que se produzcan cambios profundos.
5. Creación de nuevas creencias:
Elaborar e instaurar nuevas creencias más saludables y adaptativas para su situación actual. Pero esto no es todo. Es necesario mantenerse consciente porque el patrón puede seguir saliendo a la luz, para eso hay que estar pendientes del diálogo interno. Si antes los pensamientos eran del tipo “no tengo ayuda, estoy sola, todo lo hago yo”; ahora deliberadamente se tienen que elegir otros pensamientos con menor carga emocional como “puedo pedir ayuda, confió en la vida, no todo depende mi” (preguntarse qué significa pedir ayuda) Pensamientos que generan menos resistencia cambiará su vibración y supondrá colateralmente una mejora en su estado emocional.
Tres consejos prácticos para romper esos patrones
Date el permiso de revisar tus valores personales identificando lo que para ti es importante y no es negociable.
Suelta la idea de que romper estos patrones es traicionar a tu familia. Si tu familia realmente te aprecia y te ama estará feliz de que vivas de acuerdo con tus convicciones personales y lo que te haga feliz.
Confía en ti, en tu intuición, en la percepción que tienes de tu vida y de cómo debes vivirla. Determina cuáles son los comportamientos y las creencias que te servirán para alcanzar tu máximo potencial.
Si te ha tocado ser el raro de la familia o la oveja negra, tienes la misión o propósito en este momento de evolución de la humanidad y si estas dispuesto a romper con los ciclos familiares, serás pionero del cambio que necesita la sociedad. Cuando finalmente rompemos los patrones familiares que nos limitan, descubrimos que nuestra capacidad para expresar necesidades y sentimientos aumenta de una manera jamás imaginada y finalmente, iniciamos un camino hacia el bienestar que puede impactar positivamente a las generaciones venideras.
Fidelidad familiar, clave para cortar con patrones familiares

Los mandatos familiares son como un contrato no firmado. Podemos asumirlos si nos enriquecen personal y emocionalmente, o podemos sencillamente no firmarlos. No asumirlos. Un patrón o mandato es una constelación de códigos verbales y no verbales que debemos saber descodificar (cuestionar). Reflexionar sobre aquello que nos han transmitido es un acto de introspección que nos ayudará a detectar aquello impuesto por nuestro entorno. Algunos patrones son heredados o transmitidos por la familia, por frases como: “el dinero es malo”, otros son conclusiones que hacemos por lo que observamos, por ejemplo: mi papa llega todo los días enojado del trabajo, concluimos que trabajar es malo o estresante. Ideas como “soy torpe” o “no debo defraudarles” son ejemplos de “ideas irracionales” que el psicólogo Albert Ellis describió. Esas ideas son las raíces de emociones disfuncionales que hemos de corregir. Pregúntate de dónde proceden tus ideas, pensamientos, valores e ideales. ¿Por qué pienso que esto es así? ¿De dónde viene esto? ¿Por qué tengo una ideología concreta? Puede sorprenderte enormemente darte cuenta que muchas veces no tendrás respuesta y caerás en la cuenta que son ideas impuestas desde la infancia. (esto es como el sueño, si cuestionas el sueño no puedes determinar cómo has llegado hasta ahí)
Cuestiona todas esas frases tan comunes que se escuchan en la familia. Expresiones como “esa pareja no te conviene”, “en esta casa somos todos de tal partido político, de tal religión, de tal equipo deportivo” o “estudiar eso es una pérdida de tiempo, hacer tal cosa es una tontería” Son códigos que hay que eliminar de nuestra mente. ¿Por qué soy de este equipo? ¿Por qué defiendo un pensamiento y no otro? Ser familia no implica una lealtad devota, solo por compartir la misma sangre. Sobre todo si intentan imponernos un destino. No si ser uno mismo tiene consecuencias y nunca si esas dinámicas nos someten a una suerte de ciclo infinito de infelicidad. A medida que formamos nuestra concepción del mundo podemos alejarnos de aquellas ideas que han predominado en la familia. A veces, desafiar y romper los mandatos del clan familiar es mucho más que una obligación, es una necesidad. Es el derecho y el deber a reafirmar la propia integridad personal para que no se vea comprometida nuestra identidad. Así, nos alejaremos de ser esa marioneta que otros inventan y sobre la que pretenden tener el control.
4 puntos que ayudan a llevarlo de la mejor manera
Meditar: Te ayuda a descubrir pensamientos, emociones y sentimientos hacia determinadas cosas, a ver mejor la causa, y no la consecuencia.
Trabajar en ti: hacer cosas que siempre te han dicho que no debes, pero que tu siempre habías deseado. Romper esas barreras te ayuda a estar más cerca de ti.
Leer al respecto: a veces cuando algo nos hace ruido, nos da miedo investigar por no saber con qué nos vamos a encontrar; pero documentarse sobre cualquier tema que sea de provecho para nuestra evolución, sea que nos aplique directamente o no, nos ayuda a crecer más conscientes de nosotros mismos.
Paciencia: toma tiempo, esfuerzo y muchos intentos poder romper con lo que nos daña. Pero mientras lo sigamos intentando, todo va a estar bien.
Cortar con los patrones familiares y sociales es saludable. Esos códigos y obligaciones encubiertas pueden hacernos cautivos de un plan de vida no elegido. Muchas veces es mejor ser la oveja negra que un personaje inventado por las creencias que definen a algunas familias. Romper con los mandatos familiares no es precisamente fácil. En muchas culturas y países el peso de la familia condiciona y predispone. Cuestionar la familia es casi un sacrilegio a los cimientos de la propia sociedad.
“Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto”. - Albert Einstein en una ocasión
En la actualidad, está en auge la llamada psicología transgeneracional. Se trata de una modalidad terapéutica donde se ahonda en el árbol genealógico para prevenir patrones repetitivos del pasado en el presente. Así mismo, se le ayuda a la persona a tomar conciencia de las dinámicas imperceptibles que ha podido heredar y que frenan su crecimiento y felicidad. Nunca está de más tomar conciencia de ciertos aspectos que pueden ayudarnos a romper con estos mandatos. Así gozaremos de una libertad que desconocemos. Caeremos en la cuenta que gran parte de nuestro contenido mental no es producto de nuestro razonamiento. ¿De dónde viene? De todo nuestro historial de aprendizaje.
Ahora es tu turno: ¿tienes patrones familiares que quisieras cambiar? cuéntamelo en comentarios.
Gracias por leerme, si te ha gustado compártelo
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