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Manipulación a través de la culpa

Actualizado: 16 dic 2020




Culpa filial en niños

Una de las maneras que los adultos usan para manipular a un niño para que haga algo es por medio de la culpa, por ejemplo:


Madre: Daniel, trae la silla de la cocina, ya vamos a comer.

Niño: Si mamá, ahorita que termine el partido que estoy viendo

Mensaje materno productor de culpa: No importa entonces. Yo lo haré, con lo que me duele la espalda. Tú sigue disfrutando el partido.

Daniel se imagina a su madre cayéndose por las escaleras con seis sillas sobre las espaldas. Y él es el responsable.



Como puedes ver en el ejemplo, "Yo me sacrifique por ti" es uno de los pensamientos que forma parte de nuestro sistema de pensamiento, el cual es un gran productor de culpa. De esta forma un padre o una madre pueden estar recordando a sus hijos todos esos momentos difíciles en los que han sacrificado su felicidad con la finalidad de que pudieras tener algo. Naturalmente no se puede ser tan egoísta cuando a uno le están recordando deudas pendientes. Hacer referencias a los dolores del parto es parte de los ejemplos que podemos encontrar de esta actitud productora de culpa. Frases como: "Sufrí dieciocho horas para traerte a este mundo." O quizá has escuchado otras de las frases muy efectivas: "Si seguí casada con tu padre, fue por ti". Este tipo de mensajes, quizá más inconsciente que consciente, están tratando de hacerte sentir culpable por la falta de felicidad de tu madre en su matrimonio. La culpa sin duda alguna es uno de los métodos más eficientes con los que cuentan los padres para lograr manipular las acciones de sus hijos. "Está muy bien. Nosotros nos quedaremos aquí solos. Tú ve y diviértete como siempre lo has hecho. No te preocupes por nosotros". Este tipo de comentario sirve mucho para conseguir que llames por teléfono o vayas de visita a menudo a casa de tus padres. Los padres activan la culpa y te comportas de acuerdo con ella, vale decir con rencor.


Otros de los mensajes que son muy útiles es "Nos dejaste avergonzados" "¿Qué dirán los vecinos?". Se recurre a fuerzas externas para lograr hacerte sentir mal por lo que has hecho y así evitar que pienses por ti mismo. La táctica de "Si llegas a fracasar en algo nos dejarás avergonzados" es un ataque de culpabilidad que puede hacer casi imposible que puedas hacer una vida normal, en el momento que experimentes el más leve fracaso. Otra de las tácticas más usadas es la enfermedad de uno de los padres, "Has hecho que me suba la presión." Algunas vez te dijeron frases muy eficientes como: "me estás matando" o "me vas a provocar un ataque al corazón", representan una forma de culpabilizarse por todas las dolencias típicas de la vejez. Se puede decir, que prácticamente es necesario que tengas hombros muy anchos para que puedas cargar este tipo de culpa, que además puede durar toda una vida literalmente, y si además eres vulnerable, puedes llegar a sentirte culpable de la muerte de uno de los dos. La culpa sexual impuesta por los padres es muy común. Todos los pensamientos o comportamientos sexuales son como campos fértiles para el cultivo de la culpa. "Dios no permita que te masturbes, eso es malo" Por medio de la culpa te pueden manipular para que adoptes la actitud sexual apropiada. "Debería darte vergüenza ver esas revistas” “No deberías tener esos pensamientos". La culpabilidad es una técnica muy útil para estimular ciertos comportamientos que se consideran socialmente correctos. "¡Cómo puedes dejarme avergonzada ante lo demás hurgando tu nariz en público!" "Olvidaste darle las gracias. Debería darte vergüenza o ¿es que quieres que nuestros amigos piensen que yo no te enseño nada?,"



A pesar de todo lo anterior, es posible ayudar a los niños a tener un comportamiento social adecuado sin tener que cargarlo de culpa. Es un método más eficiente, dar una simple y directa explicación del porqué ese comportamiento es indeseable. Por ejemplo, si les explicas a tu hijo que sus interrupciones constantes son molestas y no dejan conversar a los mayores se habrá plantado en él la primer semilla para evitar la culpa que acompaña a una frase como la siguiente: "Tú siempre interrumpes, debería darte vergüenza, es imposible hablar cuando tú estás cerca". Llegar a la vida adulta no garantiza el que logremos poner fin a la manipulación filial por medio de la culpa. Se han registrado casos de hombres de 50 años, profesionistas que mantienen oculta Los ejemplos que mencione son tan solo unos cuantos, de la infinidad de frases y técnicas que sirven para ayudar a los hijos a escoger la culpa (inmovilidad del momento presente por un suceso del pasado) como tributo a la genealogía.


La culpabilidad en la pareja

La culpabilidad por el "Si tú me quisieras," es una de las formas más eficientes de hacer sentir culpable a la pareja y manipularlo. Particularmente útil si se quiere castigar a la pareja por algo que ha hecho. Como si el amor dependiera de un comportamiento determinado. Una vez que ha ocurrido algún incidente, a menudo se lo recuerda para que no salga de la culpa, "No te olvides de lo que hiciste hace 10 años”, "¿Cómo puedo confiar en ti si me fallaste?" De esta manera se manipula a la pareja, haciendo siempre referencia al pasado. Si uno de ellos ha logrado finalmente olvidarlo, el otro puede recordárselo periódicamente y así mantener al día sus sentimientos de culpa por comportamientos pasados. También la culpa es muy útil para conseguir que la pareja se adapte a las demandas y normas del otro. "Si tuvieras algo de sentido de responsabilidad, me hubieras llamado." o "esta es la tercera vez que he tenido que vaciar la basura, no quieres ayudar” ¿Cuál es el objetivo de todo esto? Lograr que uno haga lo que quiere el otro. ¿El método? La culpabilidad.



Los niños aprenden rápido



El juego de la culpabilidad filial puede estar invertida. La culpa es una calle de doble sentido, y los niños también tiene una gran capacidad para manipular a sus padres por medio de la culpa, tanto como los padres a los hijos. Si un niño observa que sus padres no soportan verlo sufrir y que eso los hace sentir culpables, por que llegan a pensar que eso los hace ser malos padres, el niño usará a menudo esta culpa para manipularlos. Una berrinche puede lograr el dulce o juguete deseado. "Tú no me quieres. Si me quisieras, no me tratarías así". Y el extremo: "Seguro que soy adoptado. Mis verdaderos padres no me tratarian así". Todas estas afirmaciones llevan el mismo mensaje: tú, como padre, deberías sentirte culpable por tratarme a mí, tu hijo, de esta manera. Los niños, por supuesto, aprenden a usar este comportamiento destinado a producir sentimientos de culpabilidad en sus padres al observar cómo los adultos en su mundo lo usan para conseguir las cosas que ellos quieren. La culpa no es una manera natural de comportarse. Es una reacción emocional aprendida que sólo puede ser usada si la víctima le muestra al explotador que es vulnerable a ella. Los niños saben cuándo es posible manipular a un adulto. Si constantemente te recuerdan las cosas que hiciste o no hiciste por ellos con el fin de lograr lo que quieren, quiere decir que han aprendido el truco de la culpa. Si tus niños usan esas tácticas es que las han aprendido en alguna parte. Y lo más probable es que observándote a ti.


La culpabilidad en la escuela

Los maestros llegan a ser originadores superlativos de culpabilidad. Los niños son muy sugestionables y muy fáciles de manipular. Éstos son algunos de los mensajes de culpa que perturban la felicidad del momento presente de la gente joven:



"Qué desilusión se va a llevar de ti tu mamá."

"Debería darte vergüenza sacar esta calificación"

"¿Cómo puedes hacer sufrir así a tus padres, después de todo lo que han hecho por ti?

¿No sabes la ilusión que tienen de que estudiaras una carrera?"

"Reprobaste el examen porque no estudiar, ahora te friegas"


A menudo se usa la culpabilidad en los colegios para hacer que los niños aprendan ciertas cosas o se comporten de una manera especial. Y recuerda que aunque seas una persona mayor aún sigues siendo un producto de esos colegios.


Otras instituciones causantes de culpabilidad

La mayor parte de las prisiones operan sobre la teoría de la culpabilidad. Si una persona pasa bastante tiempo pensando en lo malo que ha sido, gracias a la culpa llegará a ser una persona mejor. Las sentencias de cárcel por delitos no violentos, como pueden ser las evasiones de impuestos, violaciones de tráfico, infracciones civiles y faltas por el estilo, son ejemplos de este tipo de mentalidad. El hecho de que un gran porcentaje de los internados vuelva a cometer infracciones a la ley no ha hecho nada para modificar o poner en tela de juicio esta creencia. Quédate encerrado en la cárcel y sufre lo que has hecho. Este procedimiento es tan caro e inútil que resulta difícil, casi imposible, explicarlo con lógica. La explicación ilógica por supuesto, es que la culpa es una parte tan integral de nuestra cultura que se ha convertido en la columna vertebral de nuestro código criminal. En vez de hacer que los infractores de la ley civil ayuden a la sociedad o paguen sus deudas, tratan de reformarlos por medio de encarcelamientos productores de culpa que no benefician a nadie y menos aún al culpable. No hay sentimiento de culpa por grande que sea que pueda alterar el comportamiento pasado. Peor aún, las cárceles no son los sitios más apropiados para aprender las diversas posibilidades legales de elección. Por el contrario, fomentan una repetición del delito al amargar al preso. (La práctica de encarcelar a los criminales peligrosos para proteger a los demás es otra cosa y aquí no trataremos ese tema.)


En nuestra sociedad, la práctica de dar propina ha venido a reflejar, no que el servicio o la atención es de buena calidad, sino el grado de culpabilidad de la persona beneficiaria del servicio. Los camareros y camareras eficientes, los chóferes de taxi, botones y otros empleados domésticos se han dado cuenta de que la mayoría de la gente no puede enfrentarse con el sentimiento de culpabilidad que les produce el no comportarse correctamente, y que darán la propina establecida sin que esto tenga relación alguna con la calidad del servicio recibido. Así pues el gesto ostentoso de la mano estirada, los comentarios desagradables y las miradas intencionadas están destinados a producir un sentimiento de culpabilidad y seguidamente, lo más rápido

posible, la gran propina.




El ser desordenado, el fumar y otros comportamientos inaceptables por el estilo pueden ser motivos de culpa. Si por ejemplo dejaste caer un cigarrillo o un vaso de papel, la mirada severa de un extraño puede sumirte en culpabilidad por haberte comportado de una manera torpe.


En vez de sentirte culpable por algo que ya hiciste, ¿por qué no decides más bien no volver a comportarte de una manera antisocial o torpe?

Los regímenes para adelgazar son una actividad cargada de culpa. El que está haciendo dieta, se come un caramelo y se siente culpable todo un día recordando su debilidad de un momento. Si estás tratando de perder peso y caes en comportamientos contraproducentes, puedes aprender de ellos y hacer lo posible para ser más eficiente en tu momento presente. Pero el sentirse culpable y lleno de autorreproches es una pérdida de tiempo, pues si te sientes así durante mucho tiempo es muy probable que volverás a comer en exceso como una manera de salirte de tu dilema, una manera neurótica por cierto.


La culpabilidad en las relaciones sexuales

Quizás el sexo sea la actividad que más culpa produce en nuestra sociedad. Ya hemos visto cómo los padres engendran culpa en los niños por hechos o pensamientos relacionados con el sexo. Y los adultos no se sienten menos culpables en los asuntos del sexo. La gente se introduce subrepticiamente en las salas en las que se proyectan películas pornográficas para que los demás no vean lo depravados que son. Mucha gente no quiere reconocer que disfrutan con ciertas prácticas sexuales como puede ser el sexo oral y se sienten culpables de sólo pensar en ello.


Las fantasías sexuales son también productoras muy eficientes de culpa. Muchas personas se sienten incómodas por tener tales pensamientos y niegan su existencia en privado, o incluso en sus sesiones de terapia. En efecto, si yo tuviese que localizar un centro para la culpabilidad en el cuerpo humano, lo pondría en el sexo. Esta es sólo una pequeña lista de las influencias culturales que conspiran para impulsarte a escoger la culpa. Ahora echemos una mirada a las retribuciones psicológicas del sentimiento de culpabilidad. No te olvides que sea cual sea el dividendo éste será siempre autofrustrante y recuérdalo la próxima vez que prefieras la culpa a la libertad.


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"Encontrarte a ti mismo, por ti mismo"


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