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La trampa de: "siempre hay que tener un plan"



La espontaneidad no puede ser planificada porque son términos totalmente contradictorios. Algunas personas son incapaces de modificar su vida por no salirse del plan. Tal vez tengas planeado lo que harás a los 25, 30, 40, 50, 70 años y así sucesivamente, y entonces simplemente consulta tu agenda para ver dónde deberías estar, en lugar de tomar una decisión cada día y confiar lo suficiente en ti mismo para poder cambiar tus planes. No permitas que los planes o el proyecto sean más importantes que tú mismo. Hay personas que sufren terriblemente de la neurosis de que “hay que tener un plan”, y como consecuencia se pierden de muchas posibilidades estimulantes y divertidas. El miedo los inmoviliza y llegan a rechazar oportunidades que pueden ser buenas oportunidades para progresar en sus vidas. Una planificación demasiado rígida puede llegar a ser también una forma de manipular a los demás y de evitar a toda costa la tentación de correr riesgos con lo desconocido.


Seguridad interior

Durante nuestra vida de estudiantes nos enseñan a escribir composiciones o ensayos, los cuales tienen que tener una buena introducción, parte media de desarrollo bien organizada, y una conclusión. Es posible que trates de aplicar esa misma lógica para tu vida. Tu niñez es la introducción, que es la época en que te preparan para ser una persona. Tu vida adulta es la parte media la cual está organizada y planificada como parte de la preparación para la conclusión que sería la jubilación. Vivir de acuerdo con un plan implica una garantía de que todo estará bien para siempre. La seguridad implica el pretender saber qué es lo que pasará, el no correr nada de riesgos, nada de alteraciones o desafíos. La seguridad significa nada de crecimiento y nada de crecimiento significa muerte.



Pero además, la seguridad es un mito. La seguridad no es posible y aunque no fuera un mito sería una horrible manera de vivir. Pretender que la vida sea segura elimina la excitación, la emoción y el crecimiento. Me refiero a la seguridad como la búsqueda de garantías externas, posesiones como el dinero, una casa, un coche, un buen empleo o una elevada posición en la sociedad. Existe un tipo de seguridad diferente que vale la pena buscar; y me refiero a la seguridad interior que te brinda la confianza en ti mismo y en tu capacidad de solucionar cualquier problema que se te presente. Esta es la única seguridad duradera y verdadera. Las cosas se pueden deshacer; una depresión económica puede dejarte sin dinero o quedarte sin casa, pero tu seguridad puede ser como una roca. Si crees tanto en ti mismo y en tu fuerza interior, las experiencias que la vida te presente, serán solo eso, experiencias que pueden ser agradables o desagradables, pero eso no evitará que puedas estar en paz. Por lo tanto es posible redefinir el concepto de seguridad, diciendo que es el saber que puedes enfrentarte con cualquier cosa, incluso cuando en el exterior las cosas no parezcan seguras. No caigas en la trampa de la seguridad exterior, puesto que te despoja de tu capacidad para vivir, crecer y realizarte. Observa a las personas que no tienen seguridad externa, que lo tiene todo planificado.


Jame Kavanaugh en ¿Quieres ser mi amigo? (Will you be my friend?), escribe sobre la seguridad en su pequeño poema titulado Algún día (Some Day).


Algún día yo me iré
Y seré libre
Y dejaré tras de mí a los estériles
A su segura esterilidad
Me iré sin decir dónde voy
Y caminaré a través de un campo baldío
Para allí dejar el mundo
Y alejarme luego despreocupado
Como un Atlas sin empleo.

La falsa seguridad del éxito

"Irse" para "ser libre", como dice Kavanaugh en su poema te resultará difícil mientras estés convencido de que tienes que lograr cosas en la vida. El miedo al fracaso es poderoso en nuestra sociedad, un miedo que nos fue inculcado en la niñez y que llevamos a menudo por la vida. Escuchar esto puede sorprenderte pero el fracaso no existe. El fracaso es simplemente la opinión que alguien tiene de cómo deben hacerse ciertas cosas. Cuando seas consciente de que no existe nada que deba hacerse de una manera concreta de acuerdo a la forma de pensar de otras personas, el fracaso simplemente será imposible. Esto no quiere decir, que aun cuando vayas por la vida según tus propias reglas y medidas, no vayas a cometer errores. Lo importante aquí es no comparar el acto con el valor de tu persona. No triunfar en algo que has intentando no implica tu fracaso como persona. Se trata simplemente de no haber logrado el éxito en esa tarea específica y en ese momento presente.



Imaginemos que usamos el concepto de fracaso para describir la conducta de los animales. Supongamos que un perro ha estado ladrando durante quince minutos, y que una persona piensa: "Realmente no ladra muy bien. no pasa el examen". ¿Absurdo? claro, los animales no pueden fracasar porque no hay reglas para valorar el comportamiento natural. Las arañas tejen redes, no redes bien hechas o mal hechas. Los gatos persiguen a los ratones: si fallan simplemente van tras otro. No se quedan echados quejándose, ni tienen un colapso nervioso porque fracasaron. ¡El comportamiento natural simplemente es! ¿Y si aplicas la misma lógica a tu comportamiento y te liberas del miedo al fracaso? Las palabras que se usan para intentar impulsarnos a lograr cosas y triunfar, son de las más destructivas de nuestra cultura. Seguro las has escuchado y quizá las has usado miles de veces: ¡hazlo lo mejor que puedas! Esta es la piedra de toque de la neurosis del éxito y el logro. Hazlo lo mejor posible en todo lo que hagas. De nueva cuenta, de lo que hablo, es que este pensamiento de “haz lo mejor que puedas” puede sumergirte en la neurosis e impedirte probar actividades nuevas y disfrutar de las viejas.


El perfeccionismo

¿Por qué todo tiene que hacerse bien? ¿Quién te está evaluando? Las famosas líneas de Winston Churchill "nada vale aparte de la perfección" indica lo inmovilizante que puede llegar a ser la búsqueda constante del éxito. Puede ser realmente paralizante la tontería de "hacerlo lo mejor posible". Obviamente puedes definir algunas áreas en tu vida en las que realmente quieres hacerlo lo mejor posible. Pero en la gran mayoría de las actividades, tener que hacerlo lo mejor posible, o incluso, tener que hacerlo bien, significa poner un verdadero obstáculo a la mera posibilidad de hacer. No dejes que el perfeccionismo te deje a un lado evitando que tomes parte en actividades que te pueden resultar placenteras. Cambia "haz lo mejor que puedas", por simplemente "hazlo".Perfección es igual a inmovilidad. Si tienes cánones de perfección para ti mismo, nunca tratarás de hacer nada y no harás mucho porque la perfección no es un concepto que se pueda aplicar a los seres humanos. Dios puede ser perfecto, pero tú, como persona, no tienes ninguna necesidad de aplicar esas normas y esos cánones ridículos de perfección a ti mismo y a tu comportamiento.



No cultives en tus hijos tu parálisis y resentimientos insistiendoles que hagan lo más que puedan. Habla con ellos para saber qué es lo que más les gusta y trata de impulsarlos para que se esfuercen más en esos campos. Pero fuera de esas actividades, hacer es más importante que triunfar. Es mejor que les enseñes a intentar algún deporte en lugar de que se queden solo mirando mirando y diciendo: "No soy bueno para esto". Impulsalos a que prueben andar en patines, cantar, dibujar, bailar o lo que sea, simplemente por el gusto de hacerlo, en lugar de evitar hacerlo porque no lo hagan del todo bien. A nadie se le debería enseñar a ser competitivo o hacerlo bien, por encima de enseñarles autoestima, orgullo y placer en las actividades consideradas importantes para cada uno.


Los niños pueden aprenden fácilmente el mensaje de confundir su propio valor con sus fracasos. Y esa es la razón por la que comienza a evitar las actividades en las que no sobresalen, y eso puede llevarlos a desarrollar poco aprecio por sí mismos, búsqueda de aprobación, culpabilidad y todos los comportamientos que acompañan al autorrechazo.Si equiparas tu valía a tus fracasos y tus éxitos, estarás condenado a sentirte indigno sin valores. Piensa en Thomas Edison, si hubiera usado sus fracasos en cualquiera de las tareas que emprendió como indicativo de su autoestima después de su primer intento fallido, se hubiera abandonado a sí mismo, hubiera anunciado que era un fracasado y renunciado a sus esfuerzos por iluminar el mundo. El fracaso puede ser y de hecho es muy productivo. Puede servir como un gran incentivo para el trabajo y la exploración. Incluso se puede considerar éxito porque muestra el camino que lleva a nuevos descubrimientos.


“Nada falla tanto como el éxito porque no aprendemos nada de él. Lo único que nos sirve para aprender algo es el fracaso. El éxito sólo confirma nuestras supersticiones” - Kenneth Boulding

Sin fracasos no es posible aprender nada, pero hemos aprendido a considerar el éxito como un tesoro y como la única meta posible. Eso no lleva a la tendencia de evitar las experiencias que pueden terminar en fracaso. El miedo al fracaso es parte importante del miedo a lo desconocido. Todo aquello que no nos brinde la seguridad o la impresión de ser un éxito inmediato, debe ser evitado. Y tenerle miedo al fracaso significa temer tanto a lo desconocido como a la desaprobación que te puede acarrear el no hacerlo lo mejor posible.




24 Comportamientos típicos del "miedo a lo desconocido"


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"Encontrarte a ti mismo, por ti mismo"


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