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Cuando el alumno esta preparado, aparece el maestro



Un antiguo proverbio Zen dice: “Cuando el alumno esté preparado aparecerá el maestro”. Cuando te encuentras en un estado mental totalmente decidido a experimentar la realidad mágica, y a vivir cada uno de tus días con un propósito, se te mostrará el modo de lograrlo. Cuando el alumno está listo, el maestro aparece, porque la disposición está dentro de nosotros y la maestría también. Cuando hemos llegado a un punto en el que estamos listo el siguiente nivel de conciencia, usualmente siempre se nos transmite por un símbolo arquetípico, o a veces a través de un nuevo punto de vista, un cambio de paradigma.


Llega a suceder que hemos leído algún texto sagrado cientos de veces, pero de repente, al repasar este texto por mil y una vez, el significado se ilumina en nosotros. Esta iluminación del significado es lo que Jacob Boehme llamó “la Aurora”, el amanecer del significado es la recompensa que recibe el individuo al haber llevado el experimento justo al nivel inferior de lo que representa ese amanecer. Cuando llega el momento en el que el amanecer debe de ser el próximo paso, este llega. Así tenemos el doble entendimiento de porqué el maestro siempre llega a la hora exacta. No sólo porque de otra forma no podríamos comprender las enseñanzas, también porque la sabiduría verdadera es responsabilidad, bondad y compromiso con una vida superior. Conociendo que el maestro llega cuando el discípulo está preparado, quien se encuentra en la búsqueda de una meta espiritual puede relajarse y solamente hacer su esfuerzo. Examinemos las cuatro palabras clave de este proverbio zen.





Alumno: Sé un alumno. Permanece abierto y dispuesto a aprender de todos y cada uno. Ser alumno significa tener espacio interior para un nuevo saber. Cuando estás verde creces y cuando estás maduro te pudres. Permaneciendo verde, evitarás la maldición que representa ser un experto. Cuando sepas de corazón que cada persona que encuentras en la vida tiene algo que enseñarte, podrás aprovechar al máximo lo que ésta te ofrezca. La capacidad de crear realidad mágica supone en primer lugar el ser un alumno de la vida.


Preparado: Sé un alumno dispuesto. Tu nivel de preparación para crecer y convertirte en tu propio hacedor de milagros no es más que un estado mental. Como alumno, sabes que todos y todo pueden de algún modo ser tus maestros. Como alumno dispuesto, ansías lo que todos y todo pueden ofrecerte. El “giro equivocado” que te lleva a un lugar nuevo e inesperado es una oportunidad para crecer. Cuando eres un alumno preparado, el extraño que te habla de cómo superó su adicción hace años se convierte en un guía que se te envía para ayudarte a hacer frente a tu propia adicción personal. Preparado significa dispuesto. Disposición genuina y auténtica. Cuando estés así dispuesto, descubrirás a tu propio maestro personal.



Maestro: El maestro está en todas partes. La ayuda que necesitas te será facilitada por el universo en cuanto conviertas tu preparación en disposición. En cuanto estés dispuesto, encontrarás maestros en cada rincón de tu vida. El maestro puede muy bien ser un alma experimentada dispuesta a ayudarte y guiarte hacia los milagros que buscas. Puedes interpretar la aparición de esa persona en tu vida ahora, en el momento mismo en que estás preparado, como un accidente o una ruptura divina por tu parte. Pero, de un modo u otro, ese alma sabia ha estado siempre a tu disposición. Es tu disposición la que hace que el maestro pueda ayudarte. Los maestros aparecen bajo diversas formas. El tuyo puede ser una cinta que alguien ha dejado “por accidente” en tu coche y que tú, “por accidente”, pones en el momento preciso. Es posible que la semana pasada la hubieras oído durante dos minutos y hubieses rechazado su contenido; ahora, tu disposición permite su presencia como maestro. Tu maestro puede también ser un libro o un artículo que te haya recomendado un amigo. Puede ser tu asistencia imprevista a una conferencia o un servicio en la iglesia para el que alguien te ha dado su entrada porque tenía que salir de la ciudad; el mensaje del orador parece estar dirigido de manera específica a ti. El maestro puede ser un niño que te coge de la mano y te hace una pregunta en la que tú no habías pensado hasta ese momento, y la respuesta que le das al niño es la respuesta que te das a ti mismo. Tu maestro puede ser invisible y aparecer en forma de un pensamiento que viene a tu mente en un momento tranquilo, de contemplación, y te anima a seguir una dirección determinada. Cuando tú, el alumno, estés preparado y dispuesto, el maestro aparecerá. Sólo tienes que echar un vistazo en derredor, mirar con ojos nuevos y preguntarte en silencio: ¿Quién es mi maestro?.



Aparecerá: El maestro hace su aparición en todo y en todos cuantos lugares te encuentras. Como ya hemos dicho, no existen en realidad los accidentes. El universo tiene un propósito. Si el maestro estaba allí y tú lo has pasado por alto, ello formaba parte de la perfección en ese momento en concreto. El maestro estaba allí antes que tú, pero no estaba allí para tí. Aquello era entonces y esto es ahora. Hoy, cuando estás dando un propósito a tu vida y adquiriendo la capacidad de hacer aparecer milagros en tu vida, reconocerás al maestro. Cuando el insecto herido, moribundo, te recuerde la necesidad de ser compasivo, es que el maestro ha aparecido. Cuando la persona sin hogar, con su aspecto desastrado y la mano extendida, te recuerde la necesidad de ser piadoso, es que el maestro ha aparecido. Cuando el soldado cargado con sus instrumentos mortíferos y dispuesto a matar al enemigo asignado te recuerde la necesidad de enviar amor y paz allí donde éstos son más difíciles, también es que el maestro ha aparecido. Cuando te hagas la pregunta ¿De qué manera va a aparecer el maestro?, medita sobre este pequeño sonsonete de Jarnes Broughton y tendrás la respuesta:


Esto es ELLO.
y yo soy Ello
y tú eres Ello
y así es
y él es Ello
y ella es Ello
y ello es Ello
y eso es.

La aparición del maestro está en todas partes y, sin él, te verás andando a tientas. Es cierto que ningún ser humano es una isla. Estamos todos relacionados y todos aprendemos y crecemos juntos en este viaje. Una vez te sientas auténticamente abierto a vivir tu propio propósito aquí y estés abierto a la recepción de cualquier ayuda divina que puedas requerir siendo un alumno dispuesto, estarás en disposición de creer en tu capacidad para convertirte en tu propio hacedor de milagros.



"Encontrarte a ti mismo, por ti mismo"


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