En tiempos donde abundan los gurús, las etiquetas y los bandos, el verdadero acto revolucionario es pensar por uno mismo. Este post no busca derribar figuras, sino cuestionar la necesidad de seguir ciegamente. ¿Estamos evolucionando o simplemente cambiando de ídolos? Aquí no hay recetas, solo una invitación al discernimiento: a dejar de buscar afuera lo que solo puede construirse dentro.